Visiblemente contento e incluso algo emocionado compareció el entrenador del Córdoba, José Ramón Sandoval, en la sala de prensa. Su equipo acababa de levantar un partido que a 17 minutos del final parecía perdido, y por ello se congratuló el de Humanes al término del choque. Afirmó que «sabíamos lo que nos jugábamos» y destacó que «el partido se nos puso de cara con el gol de Miguel (De las Cuevas). Logramos tapar la conexión con Enric Gallego y tuvimos muchas llegadas al área rival». Sin embargo, reconoció que el encuentro cambió de tercio «con su primer gol y la expulsión de Piovaccari», añadiendo que «El Extremadura, tras el 1-2, se veía superior, pero tuvo un error, la segunda amarilla de Pomares, que fue por una mano clara».

El técnico de los blanquiverdes indicó que «arriesgamos con Jovanovic y Jaime Romero arriba, buscando hacerle daño a la espalda de sus centrales». Aseguró que parte de la victoria se debe «a la fe y al corazón que pusimos cuando jugamos en inferioridad numérica», aunque bajo su criterio el actor principal de la remontada fue «la afición». Y declaró que «El Arcángel ha vibrado como nunca, gracias a este público que nos ha alentado Jova y Jaime corrían por diez. Nuestra afición se merecía una victoria como esta, este equipo ha pegado un cambio brutal desde hace cuatro o cinco jornadas». Hizo mucho énfasis en el papel de la hinchada, ya que «sin nuestra afición este partido no se habría levantado. Hemos pasado de los diez puntos, tenemos menos 39 y eso es en lo único en lo que tenemos que pensar».

Sobre el encuentro en sí, añadió que «ha habido partidos diferentes», en referencia a los cambios de tercio producidos por las expulsiones de Piovaccari, primero, y del visitante Pomares, después. Para Sandoval, «quedarnos con uno menos era rectificar todo lo que hablamos antes del partido». Se lamentó de que «ya no podíamos filtrar balones entre líneas», y definió el partido en sí como «no apto para cardíacos».

Se le cuestionó a Sandoval sobre su particular celebración de los goles, muy efusivo, aunque aclaró que «la gente ha vibrado con el gol como si fuera el último partido». Es más, dijo que «eso es lo que quiero de mi equipo, que se emocione para crear una simbiosis con la grada. Aquí se celebran los goles, igual que cuando se pierde el vestuario se va jodido». Y quiso poner de relieve que «llevamos 15 goles a favor, más que el líder».