El Barça sacó un punto de caraja en una matinal dominguera que se tomó tal cual, como si hubiera ido al Benito Villamarín a hacer el vermut. Pero las tapas se las zampó el Betis, con una buena ristra de finitos de por medio que dejaron al Barça tan aturdido que no reaccionó hasta el final, con el gol de Suárez que igualaba el de Alegría. Era ya muy tarde, los azulgranas se dejaban dos puntos y el poco capital de buen juego y sensaciones positivas de las últimas jornadas.

La imagen de lo que suedía en el campo la dio Luis Enrique. Se giró cabreado como una mona y se dirigió decidido hacia el banquillo mientras se quitaba la chaqueta de mala manera para tirarla en su asiento. Así expresaba su disgusto por la pésima imagen del Barça. Sí, pésima fue la primera parte porque nadie estuvo a la altura. Excepto Messi, el único que, como siempre, aportó algo de luz a la absoluta oscuridad barcelonista.

MOTIVACIÓN EXTRA / También se hizo de día cuando de nuevo el argentino dejó solo a Neymar ante Adán, pero el exportero del Madrid, supermotivado, atinó con la salida. Lo peor era evidente: pérdidas incomprensibles en el pase, de Rakitic, Arda y Denis, justo los responsables de organizar.

Puede que el terreno de juego estuviera seco, pero no era excusa. Pérdidas, balones que se quedaban atrás y tibieza en los duelos individuales.

Sí, la defensa era experimental, con Digne, desaparecido desde el Gamper, y Aleix, nada fino, en los laterales, y con Mathieu de acompañante de Piqué. Eran rotaciones obligadas por el compromiso copero ante el Atlético.

Nada mejoró en la reanudación. El Barça deambulaba como alma en pena y el Betis creía con toda su fe. Por dos veces estuvo a punto de materializarse el milagro, pero el travesaño (a tiro de Ceballos) y el palo con Rubén Castro de protagonista, evitaron lo que ya era imposible impedir.

CHAPUZA ARBITRAL / Y llegó el premio para los vediblancos, con un remate de Alegría tras un córner. Y entonces todo fueron prisas. Y sí, llegó el empate, casi de inmediato, pero el línier no vio que el tiro de Neymar había entrado casi medio metro. Increíble chapuza arbitral. Hay que evitar estos ridículos en la supuesta mejor liga del mundo.

Se desperezó el Barça y empató con el único tiro de Luis Suárez entre palos tras un pase, cómo no, de Messi. Alargó el árbitro tres minutos y pudo ganar el Barça, pero no hubiera sido justo con un equipo que se fue de tapeo en lugar de salir a jugar.