Hacía mucho tiempo que no se veía un accidente tan escalofriante y, sobre todo, hacía mucho tiempo que nadie tenía tan buena suerte. El español Fernando Alonso ha salvado hoy la vida en un accidente escalofriante, que se produjo en la vuelta 18 de las 57 que tenía el Gran Premio de Australia de F-1, disputado en el precioso trazado urbano de Melbourne, donde los Mercedes del alemán Nico Rosberg y el inglés Lewis Hamilton coparon los dos primeros puestos del podio.

IMPRESIONANTE VUELO

En ese giro número 18, Alonso afrontó, en una semirecta, un fácil adelantamiento, muy fácil. El bicampeón español, calzado con neumáticos nuevos, se colocó a rebufo del nuevo y debutante Haas F1 de Esteban Gutiérrez. Hay dudas, muchas dudas, pero, con Alonso muy cerca, muchísimo, el piloto mexicano hizo dos movimientos diversos, a derecha y, luego, ligeramente a la izquierda, justo cuando Alonso iniciaba, a gran velocidad, posiblemente a 300 kilómetros por hora, el adelantamiento. Fue auténtica mala suerte, sí. Justo en ese instante, Alonso no ha podido evitar colisionar con la parte trasera del Haas F1. La rueda delantera derecha del McLaren-Honda del asturiano se montado sobre la trasera izquierda del monoplaza de Gutiérrez y ha iniciado un vuelo que pudo ser mortal.

SIN APENAS RASGUÑOS

Alonso ha perdido el control de su coche, ha colgado uno de los muros del trazado urbano australiano, ha salido proyectado hacia el cielo, ha dado varias vueltas de campana sobre sí mismo y, finalmente, ha estrellado y destrozado, en decenas de piezas, el bólido británico, saliendo ileso del incidente. Suerte hubo de que Alonso salió por su propio pie, de inmediato, del habitáculo de su monoplaza, serenando a los miles y miles de espectadores que se dieron cita en el circuito de Melbourne y, sobre todo, a su familia y equipo.

Gutiérrez fue quien más se asustó y acudió, de inmediato, en auxilio del español, le saludó, posiblemente se disculpó, no se sabe, y finalmente se abrazaron, felices de que a ninguno de los dos pero, muy especialmente, a Alonso no le hubiese ocurrido nada. La verdad es que el percance fue para que el bicampeón asturiano hubiese perdido la vida, pues tanto el vuelo, las volteretas como el impacto final fueron realmente impresionates. La protección del habitáculo o ‘cockpit’ de los F-1 y la célula antivuelco del McLaren MP4-31 han vuelto a demostrar su eficacia y milagrosa aplicación.

FELICIDAD EN EL ‘PADDOCK’

Eric Boullier, director deportivo de la escudería McLaren-Honda, escribió un twitter de inmediato asegurando que “Fernando está bien, no está en estado de ‘shock’ y todo está OK”. También el dueño del equipo, Ron Dennis, se añadió con unas declaraciones en las que aseguraba que “posiblemente, no es seguro, Esteban (Gutiérrez) ha frenado demasiado pronto, pero ha sido un accidente, no podemos culparlo por ello. Fernando está bien, lo están examinando en el centro médico, pero todo está en orden".

GUTIÉRREZ PASÓ MIEDO

Y, ya poco después, tras salir del hospital del circuito y antes de acudir ante los comisarios de carrera para resolver el percance, hablaron los dos protagonistas del incidente. Primero lo hizo Gutiérrez, que creyó no haber cometido ninguna maniobra sancionable (los pilotos no pueden cambiar de trayectoria varias veces antes de ser adelantados), aunque no pudo asegurarlo. "Fue un momento de mucho miedo ver cómo quedó el coche de Fernando”, comenzó diciendo el piloto mexicano. “Lo primero que hice fue salir lo más rápido posible del coche e ir hacia él porque tenía una gran preocupación. Sentí un gran consuelo cuando vi que estaba bien. Yo venía derecho hacia la curva 3, sabía que él estaba detrás, Fernando tenía mejores neumáticos, y cuando llegué a la curva simplemente frené y todo fue una sorpresa cuando lo vi volando delante de mí. Creo que no he hecho ningún movimiento extraño con el coche, creo”.

ALONSO RECONOCE SU SUERTE

Pocos minutos después, apareció Alonso, cojeando ligeramente de su pierna izquierda pues, al parecer, se ha dañado la rodilla. “Estoy poniendo todo en su sitio después de las vueltas de campana”, empezó diciendo mientras esbozaba una sonrisa, más de susto, más de felicidad, más de alegría por haber salvado la vida que de broma. “Quitando la frustración inicial por el abandono y haber perdido el primer motor, estoy contento de estar hablando con vosotros. Cuando vas a más de 300 km/h siempre te estás jugando la vida. Es difícil saber lo que ha pasado, Esteban y yo íbamos muy pegados, muy juntos. Cogí el rebufo todo lo que pude, pero ir tan cerca es arriesgado, seguramente perdí la referencia de la frenada y ha pasado esto. Es una pena no haber acabado con algún punto después de un buen fin de semana. La rodilla me dolerá un poco más mañana, pero he sido muy afortunado". El bicampeón español se despidió deseando que empiece ya el siguiente gran premio, en Baréin, “para comprobar las mejoras que llegarán al coche y seguir progresando”.