Neymar corre hacia la final del Mundial de clubs, cada vez más cerca de cumplir el objetivo que se marcó desde que se lesionó. La cuenta atrás que puso en marcha, con la cita de Yokohama entre ceja y ceja, parece que va acabar como deseaba. El brasileño apareció otra vez en el entrenamiento del equipo, aunque cuando salió al campo casi constaba reconocerle, tapado de la cabeza a los pies. Después, se puso a trabajar junto a Juanjo Brau al margen del grupo con un ritmo mucho más intenso que el día anterior. Cada hora que pasa, se siente mejor y será difícil que la precaución a la que apela Luis Enrique de correr riesgos supere su ilusión de jugar.

Neymar corrió, esprintó, tocó balón suavemente y siguió una tabla de ejercicios, con cambio de sentido, bajo constantes gritos de aliento de Brau. "Bien, bien, niño, así", le animaba, con gesto satisfecho, consciente de su buena recuperación. Fue apenas un cuarto de hora, el tiempo abierto para los medios de comunicación, pero que reforzó la sensación cada vez más clara de que reaparecerá.

De Messi, en cambio, no hay imágenes. Sigue en el hotel, todavía con molestias, aunque las últimas noticias apuntan a una mejoría y son optimistas con respecto a su recuperación. Todo depende de su riñón. De momento, solo queda esperar que en las próximas horas acabe de liberarse de ese cólico nefrítico. Pero entre la expedición azulgrana prevalece la confianza de que el domingo el 10 estará en el campo. Con Suárez, por descontado, Y es probable que con Neymar. El tridente, otra vez..