Qué será del ciclismo el día no muy lejano en el que Alejandro Valverde se retire. Nada será igual porque faltarán sus ataques, su furia y, sobre todo, su inconformismo, ese antídoto ante el conservadurismo que cautiva a buena parte del pelotón internacional. A veces parece más importante lograr una buena clasificación que ponerla en riesgo para obtener el premio de la victoria final, la que ayer se llevó el corredor australiano, compañero y amigo de Chris Froome en el Sky, Richie Porte. Valverde fue segundo, a cuatro segundos, un mínimo suspiro.

Valgan algunos detalles para conocer un poco a Valverde, a quienes todos en su equipo llaman El Bala, la inscripción que figura en su bici. Ayer, en la salida de la última etapa de la Volta, se preparaba como todos los días la estrategia a seguir, la reunión de equipo, donde los directores estructuran la táctica del día. "Vamos a endurecer la etapa y nos lo jugamos todo en la última subida a Montjuïc (ocho ascensiones, en el circuito final de la carrera)". Hablaban los directores, José Luis Arrieta y José Luis Laguía, Arri y Joselu, como se les conoce. "¿En la última subida? ¡A tortas desde la primera!". Valverde quería guerra.

UN POCO DE CALMA Pero seguramente era mejor calmarse un poco y analizar la situación de la Volta ante la última etapa. Valverde era el más fuerte y su equipo, el Movistar, el mejor. "Si no me caigo en Girona, ganó la Volta". Así de convencido lo dijo el murciano tras anotarse en Montjuïc la tercera victoria de la ronda catalana. Pero antes de intentar un ataque contra Porte era mejor percatarse de lo que harían los demás.

Tan fiero como Valverde solo existe un tipo en el pelotón. Se llama Alberto Contador, pero ayer corrió mermado y con la espalda dolorida a consecuencia de la caída del sábado. Contador, por una vez, se quedaría quietecito. Así lo comprendió, así lo vio Valverde con pocos kilómetros de etapa. Y además (que se lo haga mirar Oleg Tinkov, el propietario, que ayer despidió definitivamente a Bjarne Riis) sin equipo. Contador y el croata Robert Kiserlovski han sido los dos únicos ciclistas del Tinkoff que han acabado la Volta, hasta el punto de que el conjunto ruso no ha podido puntuar por equipos; se precisa un mínimo de tres ciclistas.

¿Qué más intuyó Valverde? Pues que, como era lógico, Porte con el segundo conjunto más potente, el Sky, solo velaría por conservar el liderato. Así que con Domenico Pozzovivo (tercero), Rigoberto Urán (quinto) y Fabio Aru (sexto) resignados, solo él y nadie más que él atacaría en Montjuïc. La señal se produjo a cinco kilómetros. Valverde solo y por detrás, los demás. "Y todos fueron contra mí, se reorganizaron. Y yo con el viento de cara. Era un locura proseguir con la ofensiva". Capturado Valverde, adiós al intento por ganar la Volta. Solo le quedaba preparar el esprint final con su paisano José Joaquín Rojas. Necesitaba 14 segundos para vestirse de líder. Pilló 10; le faltaron 4 para la gloria. Pero se fue a Madrid con la satisfacción del trabajo bien hecho. Que haya Valverde por mucho tiempo. Solo se le escapó Porte, dos veces ganador de la París-Niza, ciclista completo.