De nuevo, Luis Enrique. De nuevo, el mismo nombre que hace un año para ocupar el banquillo del Camp Nou. De nuevo, el técnico asturiano figura en la lista de elegidos para dirigir al Barça. Ya pudo ocupar ese lugar cuando estaba entrenando al Barça B (y Guardiola triunfaba en el Camp Nou), pero, al final, decidió marcharse al Roma (junio del 2011) para estar un año en el calcio. Pudo ser también el sucesor de Tito el pasado verano ya que hubo negociaciones, pero el club y, sobre todo su entonces presidente Sandro Rosell, escogió a Tata Martino.

Ahora, con tres partidos por jugar, la Copa perdida, la Champions sufriéndola por la televisión, el Barça vuelve a pensar en Luis Enrique, actual entrenador del Celta, a quien ha salvado del descenso con una buena temporada. Está en la décima posición, justo en la mitad de la tabla, con 43 puntos. Y, tal vez, a la tercera sea la vencida para el asturiano. De momento, el club azulgrana guarda silencio amparado en que Martino tiene un año más de contrato (junio del 2015). Tanto para el técnico argentino como para el club. Ambos pueden rescindir, y de forma unilateral, el compromiso al final de esta primera campaña, darse las gracias por el duro año compartido y, como ha dicho siempre Tata Martino, cumpliría, por lo tanto, "su contrato".

Esa misma puerta de salida está pactada también en Vigo. Luis Enrique firmó un documento que le unía al club gallego hasta el 2015, pero existe una cláusula de tres millones de euros que le dejaría libre para decidir su futuro. Ernesto Valverde, entrenador del Athletic, también con contrato hasta el 2015 y uno de los grandes candidatos, no tiene, en cambio, esa vía para abandonar San Mamés. Sus opciones de recalar en el Camp Nou resultan cada vez más complicadas. Luis Enrique lo tendría mucho más sencillo, por mucho que el Celta diga públicamente que agotará los dos años que firmó.

"A Luis Enrique siempre se le va a relacionar con el Barcelona, pero nosotros planificamos con la idea de que pueda estar con nosotros la próxima temporada", dijo Miguel Torrecilla, el director deportivo del club céltico, la pasada semana. Por si acaso, otro Luis aguarda su turno. Es Luis García, el extécnico del Levante y Getafe, y espera por si lo llaman para sentarse en la silla de Luis Enrique.

Silencio azulgrana

El Barça calla. Solo le quedan tres semanas para que pueda explicar la transición, que está siendo pilotada en silencio por Andoni Zubizarreta, el director deportivo. El gran conocimiento que tiene del club (ocho años como jugador y tres como técnico del filial azulgrana) avala la vía de Luis Enrique, quien, a sus 43 años, y tras tomarse una temporada sabática a la vuelta de Italia se ha reencontrado con el banquillo en Vigo. De momento, el cambio empieza por abajo. Y no por el primer equipo.

Ayer, el Barça anunció que no renovaba el contrato de Albert Puig, el responsable del fútbol formativo. Es la primera decisión seria en el proyecto deportivo que llega justo después de que la FIFA castigara al club por haber fichado de forma irregular a jóvenes menores de 18 años. Un castigo que incluía en su momento la prohibición de hacer fichajes en el próximo mercado de verano. Y en el invernal. Pero la FIFA levantó de forma cautelar ese veto para alivio del Barça.

Con la marcha de Puig, quizá la primera víctima de esa mala gestión en los trámites legales de esos nueve jóvenes que colocó al club al borde del abismo, tanto Bartomeu como Zubi dan un giro radical al fútbol formativo azulgrana. Joan Vilà, actual director de metodología del club, podría ser quien asumiera ese cargo si se mantiene la actual estructura, aunque el Barça no ha comunicado nada.

Puig accedió a la máxima responsabilidad en el fútbol formativo en el 2010 coincidiendo con la entrada en la presidencia de Sandro Rosell. Tras estar cinco años dirigiendo a varios equipos de la cantera, fue ascendido a la cúpula junto a Guillermo Amor.