El Pozoblanco cayó con cierta claridad en Irún en un partido exigente en lo físico en el que resultó clave el calor de la grada (30--24). Los cordobeses fueron de más a menos hasta ser engullidos por el ambiente. Pese a todo, los cordobeses tuvieron sus opciones de victoria.

El Pozoblanco se mostró batallador y efectivo en la primera mitad. En este periodo, los cordobeses llegaron a adquirir ventajas de hasta 4 goles. Los bidasotarras sufrieron para encontrar huecos en la defensa abierta del Pozoblanco, pese a que Adrián Santamaría se retiró lesionado en el minuto 6. Sin embargo, en los últimos diez minutos de la primera mitad, el Bidasoa ajustó su defensa y vio gol con facilidad, por lo que consiguió empatar el duelo (13--13), a la llegada del descanso.

La segunda mitad fue igualada hasta el tramo final, pese a que desde el inicio se vio que el Pozoblanco lo pasaría mal. Los visitantes acusaron el cansancio provocado por el larguísimo viaje hecho en autocar, por el menor banquillo y por alguna que otra exclusión rigurosa. De hecho, los últimos cinco minutos fueron tranquilos para el Bidasoa que, animado por su público, a base de rotaciones y matando el reloj, logró llevarse los puntos sin apuros. El Pozoblanco mereció quizás más suerte en el encuentro.