Caras largas en Ferrari, gestos de rabia de Fernando Alonso, de abatimiento entre los mecánicos e ingenieros, mientras los jefes sobreactúan para dar la impresión de tranquilidad en el paddock de Albert Park. No ha habido milagro. El resto de los equipos no se ha equivocado. En realidad todos han hecho bien su trabajo excepto dos: Ferrari y el español HRT. Los dos están fuera de su objetivo: el primero, lejos de la lucha por las victorias, también de los podios, incluso fuera de la Q-3; el segundo, metido en el garaje, sin poder disputar el Gran Premio de Australia, la inauguración de la temporada, al quedarse fuera del tiempo mínimo.

¿Dónde está la sorpresa? Fueron los propios hombres de Ferrari quienes alertaron del pobre rendimiento del nuevo F2012. Lo hicieron tras la primera semana de entrenamientos en boca de Pat Fry, su jefe técnico. Después, Stefano Domenicali, el jefe del equipo, confirmó que estaban trabajando ya en un nuevo chasis que no podrán usar hasta Barcelona y Alonso se despidió de los tests con una dura sentencia: "Nos tocará sufrir en las primeras carreras".

Los tres conocían la realidad, aunque quizá no esperaban un descalabro de tal magnitud: ningún coche rojo en la Q-3 de la primera carrera, una situación impropia de un equipo como Ferrari, algo que no ocurría desde Malasia 2010. El coche es una castaña y poco se puede hacer más que construir otro con más acierto. Alonso acabó la Q-2 en la grada. Su tiempo le sirvió para optar a la 12 posición, salió en una vuelta con neumáticos blandos usados, pero sin incidencias. "No creo que hubiéramos podido conseguir algo más allá de la cuarta fila", reconoce Fry. Y eso en manos de Alonso, claro, porque Felipe Massa, sin salidas de pista, solo pudo ser 16º, el peor de los que pasaron a la Q-2. O lo que es lo mismo, el último de la parrilla normal, sin contar a los tres equipos de la cola, Marussia, Caterham o HRT. Por ahí hay que buscar el verdadero potencial del F2012. "Lo mejor es hacer una media entre los dos pilotos, entre la Q1 y la Q2, y esa es la posición del coche", resuelve Alonso. Según esa ecuación, el puesto natural para Ferrari es 14º, "el séptimo equipo de la parrilla", como aventuraron todos.

Los técnicos de Ferrari no comprenden aún el funcionamiento de la suspensión pull road (tirantes invertidos) en su arriesgado diseño es el único equipo que las monta en el tren delantero ni tampoco el flujo de gases calientes del escape hacia atrás. "Es mucho más difícil controlar esos flujos porque la salida de los escapes está ahora mucho más adelantada", había avanzado Ross Brawn, ex de Ferrari y ahora mandamás en Mercedes. "No sé por qué, pero el coche parecía peor que los test de invierno", confesó Massa.

Tomárselo con resignación. "En la recta, nuestro Ferrari corre 15 kilómetros por hora menos que los mejores coches y, la verdad, así resulta imposible pelear por el podio", se queja Alonso. La temporada pasada solo McLaren navegaba entre Red Bull y Ferrari, pero esta vez, Mercedes y Lotus les han superado. "A Malasia llevaremos el mismo coche, así que viviremos una situación similar", avanza Alonso, que prefiere tomárselo con resignación: "Es cierto que nuestro objetivo al comienzo del año era luchar por la victoria y no lo hemos conseguido, pero esta será una temporada larga y todo lo que podemos hacer es trabajar para mejorar el rendimiento. No tiene sentido enfadarse".

Tampoco se enfadan en HRT, después de haberse quedado fuera del límite del 107% sobre el mejor tiempo en la Q-1, lo que ha obligado a la FIA a prohibirles la salida. "Lo peor es que casi seguro tendremos el mismo problema en Malasia", avanzó Pedro Martínez de la Rosa, que no ve de dónde pueden sacar el tiempo para los cambios que necesitan. Tampoco su compañero, Naraim Kartikheyan: "Será tremendamente duro en Malasia. Hará mucho más calor y ya ahora mismo tenemos problemas de refrigeración, así que será muy duro. Tenemos algunos remedios pequeños, pero trabajar en el sistema hidráulico es una labor titánica".