A tan solo cinco días para el debut en Santander, el Barça se ha embarcado en una lucha contrarreloj. El club afronta una complicada tarea en un marco poco propicio. El tiempo se le echa encima y no anda sobrado de dinero aunque, en teoría, dispone de los 40 millones que estaban destinados a Cesc. Pero está decidido a lograr un doble objetivo: encontrar una salida a Zlatan Ibrahimovic y cerrar el fichaje de Javier Mascherano, el refuerzo elegido para compensar la marcha de Touré. El problema es que unos, el Milan, no quieren pagar y otros, el Liverpool, quieren cobrar más.

En menos de una semana y después de haber estado todo el verano prolongando una situación indefinida, el Barça tiene que resolver dos casos nada sencillos. Por más que se haya impuesto no hablar sobre Ibra por el bien de la institución, la posición de Guardiola ya no entraña dudas. Cada día que pasa parece más convencido de que lo mejor para todos es que el sueco haga las maletas. Consciente de que su papel en el equipo será secundario, el técnico prefiere evitar el desgaste que esa situación supondría para el vestuario.

NEGOCIACION DIFICIL // El Milan, que lleva semanas jugando y amagando con el interés por el futbolista, ha dado un paso al frente y ayer declaró abierta oficialmente la negociación con el Barça, que se concretará mañana aprovechando la visita del equipo para disputar el Joan Gamper. "El miércoles me reuniré con el presidente Rosell", anunció el vicepresidente italiano, Adriano Galliani, preparado para una "negociación difícil".

Pero el pulso que mantiene el representante del delantero, Mino Raiola, sigue vivo. "Ibra está muy contento por el interés del Milan, pero el Barcelona no lo vende: Guardiola no quiere venderlo, por tanto, creo que es una operación imposible", declaró ayer, hasta el punto de cifrar en un "99,9%" las posibilidades de que se quede en el Camp Nou. Mientras, sin embargo, negocia con el Milan.

Lo que sí han aumentado son las posibilidades de que Mascherano acabe de azulgrana. El fichaje, que el club ya tanteó la pasada temporada, parece garantizado, sobre todo, ante la creciente presión que ha ejercido el jugador. De hecho, ayer, se produjo un episodio que refuerza esa sensación: Mascherano ni siquiera viajó a Manchester para disputar el partido de Liga ante el City. Una ausencia motivada por el interés azulgrana.

La negociación está en marcha. El club inglés pide 30 millones y el Barcelona solo llega, por el momento, a 20.