Cada sonrisa tiene una lectura. En El Arcángel, últimamente, se despliegan a lo grande, con toda su inmensidad. No es una sonrisa falsa, forzada. No hay apariencias ni poses. Flota en el ambiente cierta naturalidad. Por los senderos de El Arenal, en la sala de prensa, camino al césped, en el túnel de vestuarios. No ya en el terreno de juego. La sonrisa de Callejón y Tena, los dos últimos refuerzos cordobesistas, no se borrará con facilidad. Más allá de un estado de ánimo, esconde una historia. Un pasado que ansían olvidar.

No había terminado de completar el tramo de escaleras que desembocan en el césped de El Arcángel, cuando desde el graderío se escuchó un "¡guapo!". A Callejón se le iluminó --más aún-- el rostro. "¡Eres nuestro Cristiano!", continuaron. Pero ya no tenía más sonrisa; su abertura había alcanzado el máximo. "Menos mal que ya estoy aquí", clamó el futbolista. Antes de llegar a Córdoba estaba defenestrado en Mallorca. Su entrenador, Michael Laudrup, ni siquiera le permitió hacer la típica concentración de pretemporada con sus compañeros.

Lo mismo le sucedió a Tena. Apartado en el Elche --acusado por el técnico, José Bordalás, de ser uno de los amotinados contra su persona--, se ejercitaba en solitario o, en el mejor de los casos, con el filial franjiverde. Le abrieron un expediente, le acusaron de mentiroso, le llamaron marioneta y le cerraron las puertas del club. Le trataron, en definitiva, "peor que a un perro", como dijo el propio jugador. De ahí que el primer objetivo del Córdoba fuera agasajarlo. "Aquí tendrás tranquilidad, seriedad y buen trato", le mimó el consejero Francisco Rojas, ayer en su presentación.

Y Tena, "encantado". Y detallista. "Quiero darle mi apoyo a Gaspar, un abrazo y desearle una pronta recuperación", fueron sus primeras palabras como cordobesista. Tuvo que pasar el inevitable trago de hablar del pasado. "Trabajaba con el filial, que entrenaba mañana y tarde, pero no pude hacer partidos de pretemporada". "Pero tenía que defender mis intereses". No añadió demasiado más tras reconocer que tenía prácticamente cerrado un acuerdo con el Rayo Vallecano --formaba parte de un trueque con Perera--. "De la noche a la mañana todo cambió".

A sus 28 años y después de una dilatada carrera en Segunda División con El Ferrol, El Ejido, Levante y Elche, no le costó decidirse por el Córdoba. "Cuando me llamaron ni me lo pensé". Apenas un par de referencias --"llamé a Usero y me habló fenomenal del club"-- le bastaron. Ayer, antes incluso de ser presentado, se puso a las órdenes de Lucas Alcaraz --"si fuera por mí jugaba mañana"-- y unas horas con las botas puestas han sido suficientes para que se sintiera de nuevo futbolista. "Estoy encantado". "El club es muy profesional; la plantilla, muy humana y el cuerpo técnico ha estado encima de mí constantemente", reconoció. En diez días comienza la Liga. Puede ni Tena ni Callejón sean titulares. Pero ni siquiera el banquillo les borrará la sonrisa.