Más ruido que nueces. Esa es la lectura principal que se extrae del partido que ayer disputaron sobre el tapete del Municipal. Pozoblanco y Puerto Real. El encuentro tenía ingredientes de sobra para alimentar el espectáculo y hay que decir que arrancó con un ritmo bestial, pues ambos equipos estrujaron el tensiómetro con un arranque muy vivo, donde no les dio tiempo ni a desperezarse para despertar. Pero fue un encuentro donde las defensas ganaron la batalla y eso es un síntoma claro de que tuvo poco de atractivo. El Puerto Real llegaba a Pozoblanco con la soga al cuello y necesitaba sumar para no caer al vacío en la tabla. Es por ello que alineó de partida a jugadores del talento de Winde o Pablo Niño, quien deambuló de un lado a otro buscando un balón que nunca encontró. Por cierto, que no hubo rastro de Neva. El secretario técnico del Puerto Real decidió no viajar con el conjunto gaditano, pero sigue empeñado en robarle valiosas joyas al Pozoblanco. Ahora intenta que Gervasio siga sus pasos y cambie, como él hizo hace unas semanas, al Pozoblanco por el Puerto Real. Neva no estuvo presente físicamente, pero el encuentro sí dejó patente que el chipionero elaboró para su equipo una radiografía exhaustiva de los peligros de un Pozoblanco al que ayer le costó mucho dibujar jugadas. Fue siempre un equipo previsible, algo desordenado y tan solo gozó de una ocasión en un golpe franco bien botado por Gervasio que sacó Raúl con una parada de mérito. Demasiado poco como para sacar el jugo de tres puntos que bien pudo llevarse el Puerto Real de haber estado más acertado en los últimos metros. En el 26, Alexis encontró un balón suelto en la frontal, pero su disparo se estrelló en Cubi. Seis minutos después, nuevamente Alexis tuvo la oportunidad de enchufarla, pero erró cuando solo tenía enfrente a Oscar Benito. El Pozoblanco salió indemne en la primera mitad, pero en la segunda volvió a estar sobrado, pero esta vez no estuvo iluminado, como tampoco estuvieron los focos, puesto que en el tramo final del partido la iluminación fue deficiente. El encuentro murió de igual manera que nació.