¿Imagina ver la final en un comedor universitario rodeado por doscientos alemanes? "Todos me tenían localizado y cada vez que España se acercaba a su portería me miraban para ver mi reacción". Francisco Jiménez es uno de los erasmus de la Universidad de Córdoba (UCO) que vio el partido en territorio comanche . "No exterioricé mucho mi alegría por respeto, pues aquí me han acogido muy bien", contaba ayer desde Stuttgart. Otros españoles formaron grupos y lo celebraron a lo grande. Como Juan Manuel Calero, estudiante de Ciencias Ambientales. "Nos fuimos a una de las plazas más céntricas de Wiesbaden, bailando y cantando. El éxito de la noche fue ´Que viva España´" . Y de esta ciudad germana, cerca de Frankfurt, a Berlín, pasando por Münster o Marburg, los erasmus cordobeses en Alemania se unieron a la fiesta española. La selección les hizo mirar a casa. "¡Me muero de envidia con la fiesta en Las Tendillas!", acertó a escribir Mariña Naveiro en un e-mail donde ofrecía detalles para esta crónica de la gran fiesta vivida en la capital germana. Fiesta española, por supuesto.

En el Ernst Happel

Como ellos, fueron muchos los cordobeses que siguieron la final en el extranjero. En Roma, Angela Murillo, estudiante de Empresariales, se sumó, como cientos de erasmus españoles, a la celebración de la victoria, cómo no, en la plaza de España.

Pero si de experiencias inolvidables de un cordobés en la final se trata, entonces hay que escuchar a Javier Sánchez. "Aquello fue la explosión total. Un delirio colectivo. Abrazos durante más de cinco minutos. La locura. La locura total". Este dentista de 44 años relata así el momento que vivieron miles de españoles en las gradas del estadio Ernst Happel de Viena cuando Torres adelantó a la roja en el marcador.

Javier acudió al encuentro con su hijo, un chaval de 15 años, jugador del Séneca cadete B, que lleva el fútbol en la sangre. Quizá por eso Alicia, esposa y madre, fue quien les regaló por sorpresa el viaje a la final. Padre e hijo se embarcaron en la madrugada del domingo en un avión fletado por una agencia de viajes desde Sevilla. "Lo mejor, las dos aficiones. Y la constatación de que lo que no mueve el fútbol no lo mueve nada en este mundo", dice Javier.

Que se lo digan al Gran Capitán y a las palomas de Las Tendillas. Es el fútbol.