La Puerta de Brandemburgo volvió a registrar ayer un lleno absoluto para recibir con todos los honores a los hombres de Joachim Löw, que aterrizaron al mediodía en Berlín con apariencia de haber superado ya la derrota de la noche del domingo frente a España en la final de la Eurocopa.

Cerca de 500.000 aficionados celebraron a lo grande el subcampeonato de Europa con la llegada de la selección alemana, que apareció puntual a su cita con una afición volcada desde hace tres semanas con su equipo.

El sol, la cerveza y el haber estado a unos pocos metros de sus ídolos, se convirtió para muchos en el mejor método contra la resaca futbolera y la gran fiesta montada en Berlín fue una muestra de que los alemanes también saben perder.

La hinchada germana se sacudió las penas cantando y bailando, jaleada por sus jugadores, que esta vez estuvieron capitaneados por su goleador, Lukas Podolski, el más travieso sobre el escenario y uno de los más aclamados junto a Bastian Schweinsteiger y Michael Ballack, el líder indiscutible de la selección alemana. Fue el propio Ballack, con su ceja partida tras un choque fortuito en el encuentro del domingo en Viena, quien mejor simbolizó el carácter combativo de los alemanes al asegurar que la aparatosa herida "no se nota durante el juego".

REVANCHA EN EL 2010 También el entrenador Joachim Löw invitó a la afición a seguir soñando y, motivado por el aliento de los suyos, aventuró que, ante un posible cruce con España en el Mundial de Sudáfrica de 2010, "les ganaremos seguro".

Los vítores para los subcampeones estuvieron acompañados de sinceras felicitaciones al conjunto ganador y muchos alemanes reconocieron sin pudor el "merecido" primer puesto de España.

"Ayer (por el domingo) fue triste porque no ganamos. Pero España se lo ha merecido. Es la justa vencedora", aseguró René, un berlinés de 23 años que se mostró igualmente "orgulloso" del rendimiento de su equipo.

Imbuidos por el gran ambiente de fiesta, Paul, Daniel y Valentin, de 13 años, recitaban casi de memoria el once de la selección española: "Casillas, Ramos, Pujol, Fábregas, Andrés Iniesta...Xabi y Xavi Fernández...¡no!, Hernández".

También se sabían los nombres de los flamantes suplentes como Cazorla, "Giza" o Reina, e incluso alguno todavía se acordaba de "Raúl y Guti", pero, sin duda, los grandes favoritos de la jornada fueron "Tooorres" y "Vila".

Tras horas de espera, el júbilo se desató cuando la cámara de un helicóptero que sobrevolaba el lugar enfocó al autobús de la selección alemana y se anunció su inminente llegada.

Los futbolistas y el cuerpo técnico recibieron un caluroso recibimiento de la ciudad de Berlín, también de su alcalde, Klaus Wowereit, quien destacó que el segundo puesto "es todo un éxito".

A pesar de que los españoles se llevaron la copa rumbo a Madrid, los chicos de Löw celebraron su segundo puesto con una réplica a la alemana del trofeo: una enorme jarra de cerveza.

Entre la marea alemana esta vez se infiltraron escasos seguidores españoles que, por un día, decidieron despojarse de la roja para disfrutar de la fiesta con los alemanes.

David, un treintañero de Algeciras de vacaciones en Berlín, admitió que sentía "cierta pena" por no haber podido estar anoche en España para celebrar el título, aunque calificó de "tremenda" la fiesta organizada por un grupo de españoles "con sevillanas y música flamenca".

No obstante, se jactó de haber vivido el triunfo de anoche "rodeado de alemanes", de los cuales reconoció su deportividad, y, encantado con la fiesta opinó: "Para haber quedado segundos, lo celebran como si hubieran ganado".