El Real Madrid rozó el milagro en el Bernabeú ante el Zaragoza, pero se ahogó en la orilla después de hacer un esfuerzo tremendo para alcanzar un 5-0 que le abría las puertas de la final de la Copa del Rey, en la que estará el equipo aragonés gracias al 6-1 que logró en la ida.

Hacía muchos años que el Real Madrid no protagonizaba una gesta como la que pretendía anoche. Se había vendido que la remontada era posible, pero pocos creían en la capacidad del equipo blanco para convertir en realidad un hermoso sueño.

Casta, coraje, esfuerzo, fe y fútbol. Con esos ingredientes, el Real Madrid cocinó un partido que, pese a la eliminación, el madridismo tardará mucho tiempo en olvidar.

Si el camino hacia una remontada hay que empezarlo a toda velocidad, el Real Madrid cumplió esa premisa a la perfección. Arrancó con el motor a miles de revoluciones, se llevó por delante a su adversario en el primer ataque y firmó el 1-0 a los 57 segundos de partido, con un zapatazo espectacular de Cicinho desde fuera del área.

El nivel de adrenalina se disparó en el Bernabéu cuando aún no se habían cumplido cinco minutos de juego. Robinho aprovechó un pase de Ronaldo dentro del área y batió a César con un disparo raso y cruzado. La explosión de júbilo en las gradas fue aún mayor con el tercer tanto, obra de Ronaldo tras una pase magnífico de Beckham.

MUCHO TIEMPO POR DELANTE El Real Madrid sólo necesitó diez minutos para situarse a dos goles de la frontera de cinco que le separaba de la final. Tenía ochenta por delante para hacer el milagro.

El equipo de Víctor Muñoz, aturdido por la avalancha que se le vino encima, fue un juguete roto en manos de los futbolistas de Juan Ramón López Caro. Sólo un remate de cabeza de Ewerthon que Casillas salvó bajo palos (m.11) puso en peligro la integridad madridista.

El balón fue del Real Madrid. Al Zaragoza parecía que le quemaba y los ataques del equipo blanco se sucedieron. El público, los recogepelotas, que devolvían el balón a una velocidad supersónica, y los futbolistas de López Caro empujaron como nunca.

Zidane se multiplicó en la mediapunta, Cicinho y Beckham en la banda derecha y Robinho por el flanco izquierdo. El Real Madrid apabulló al Zaragoza y no consiguió los cinco goles soñados antes del descanso por muy poco.

César salvó a su equipo de forma providencial en el minuto 21, tras un disparo de Zidane dentro del área, y Baptista dio un buen susto al portero zaragocista en el 22, con potente derechazo desde unos veinte metros.

Ronaldo y Robinho rondaron el gol en la recta final del primer tiempo y el Zaragoza se fue a los vestuarios en el descanso con el miedo en el cuerpo. El Real Madrid, seguro de que la hazaña era posible.

EL ZARAGOZA, ASUSTADO El conjunto maño no cambió en el arranque del segundo acto. Agazapado atrás pareció encomendarse al reloj, y a la lotería de una contra asilada, como única estrategia para seguir con vida.

El Real Madrid, al ataque. No le quedaba otro remedio. Con el balón en exclusiva, con la inercia de la ilusión, el equipo blanco acorraló a un rival timorato, amedrentado, que se vio empujado al borde del abismo cuando Roberto Carlos, en el minuto 60, rubricó el 4-0 con un cañonazo marca de la casa desde el borde del área. Al grito de "illa, illa, Juanito maravilla", los madridistas afrontaron la última media hora de partido con un ímpetu que no se veía en el Bernabéu desde hacía mucho tiempo.

Agotado por el esfuerzo, pero decidido a morir en el intento, el Real Madrid acosó al Zaragoza hasta la extenuación.

El equipo aragonés, intimidado, no daba una a derechas. Marcó un gol en una contra, obra de Ewerthon, pero se lo anularon por fuera de juego y tuvo que sufrir el asedio madridista hasta el último segundo de un duelo repleto de intensidad.

Ronaldo, en el minuto 82, estuvo a punto de marcar, pero el quinto gol se le resistió al Real Madrid y el Zaragoza estará en la final de la Copa del Rey.

El público del Bernabéu despidió a los suyos puesto en pie con una gran ovación, justo premio al esfuerzo de todos.-