La selección española no se dejó vencer por la presión y certificó su pase a las semifinales del Europeo de Suiza como primero de grupo tras imponerse a Eslovenia por 39-33, en un encuentro en el que el equipo nacional solventó, gracias a la calidad individual, los numerosos problemas que padeció en defensa.

Muchos goles para un conjunto, el español, que tiene su principal arma en la defensa, en donde tampoco fue efectivo el cambio a un sistema más cerrado como el 6-0. De este modo, España se condenó a entrar en una peligrosa dinámica de pequeñas ventajas, nunca superiores a los dos goles, y remontadas, que tan sólo sirvieron para que los eslovenos, sin nada ya en juego, se metieran de pleno en el partido, lo peor que les podía pasar a los de Juan Carlos Pastor.

Convencidos de sus posibilidades de victoria, la selección padeció la mejor versión, hasta el día de ayer inédita en el campeonato, de los Rutenka, Zvizej y, sobre todo, del central del Celje, el ex jugador del Ademar de León Uros Zorman.

Una fiesta a la que también se unió el cancerbero Gorazd Skof con varias intervenciones de mérito, que, sin embargo, no impidieron que el equipo español, gracias a Barrufet, se marchará al descanso, con la máxima renta del primer tiempo (16-19).

Dos goles y un penalti, transformado por Albert Rocas, infalible en la segunda mitad, permitieron al combinado español adquirir la tranquilidad necesaria para ajustar de una vez por todas su juego, que únicamente en estos segundos treinta minutos encontró la oposición de Lubej.

Una resistencia que finalmente acabó por ceder con las exclusiones de Zorman y Backovic que permitió a la selección llegar hasta los siete goles y certificar el triunfo.