El Real Zaragoza fue incapaz de superar a un Real Madrid que viajó en el día a la capital aragonesa y realizó una demostración de cómo, con el menor esfuerzo posible, se puede lograr la victoria en un partido en el que, desde el inicio, quedó claro que no había nada en juego.

El conjunto zaragocista comenzó teniendo el control del balón y el juego pero sin llegar a crear ocasiones claras de peligro ante la portería de Iker Casillas.

Los hombres de Vanderlei Luxemburgo prácticamente se movían al paso por el campo y provocaban escasas aceleraciones, aunque su calidad hacía temer lo peor. Zidane vio un hueco en la defensa zaragocista y desde más de veinte metros disparó sin aparente peligro pero Luis García, un portero cada vez más cuestionado por la afición, no atrapó el balón y el rechace lo envió al fondo de las mallas.

Luxemburgo aprovechó el descanso para dar a Figo unos minutos envenenados ´, ya que la afición de La Romareda no cesó de recordarle la fea entrada que hizo en la primera vuelta al local César Jiménez.