El Córdoba sigue atado a un guión shakesperiano . Orden y caos. Igual lo borda --pocas veces-- y es capaz de sumar puntos imposibles fuera de casa, que se estrella con un destino fatal lejos, después de días de retiro y concentración. No tiene sentido alguno. Así lo vive su presidente, Angel Marín, que se ha metido en el papel protagonista. Ora la paga con los jugadores, amaga con huir, habla de Tercera; ora se viste de galáctico, se contempla en el Madrid y sueña con el ascenso. Ni que hubiera emergido del Avon. Pero es así. Ayer no estaba para hacer ruido. Prefirió recogerse en sus labores y charlar más tarde con su vicepresidente, Rodríguez Carretero, que fue quien dio la cara el día después. Tampoco Portugal estaba operativo --ya dijeron ambos bastante allende el Atlántico--. Pero el portavoz y vicepresidente del club, Rodríguez Carretero, vino a repetir el mismo mensaje: pavor. Por primera vez, eso sí, reconoció que veía de cerca el descenso y que hoy habría mucho de qué hablar. El presidente busca apoyo psicológico en el consejo y en el director general deportivo, al que pedirá explicaciones a esta locura de juego y despropósitos que se llama Córdoba CF. "Es tan raro lo que está pasando --relató Carretero--. Con los mimbres que hay y los altibajos que pega. No sé de fútbol, pero han demostrado que pueden, tiene que ser algo psicológico, como si se desconectaran o así. Mañana --por hoy-- habrá que ver qué hacer".