CRÍTICA

'Un alma libre' de Lola Pérez

Magnífico montaje en el Teatro Góngora, donde la artista encaró con valentía la desnudez de sus sentimientos

La bailaora Lola Pérez, este viernes en el Teatro Góngora.

La bailaora Lola Pérez, este viernes en el Teatro Góngora. / Rafa Alcaide

Este magnifico montaje, que con el título Un alma libre presentó este viernes en el Teatro Góngora la bailaora Lola Pérez, nos dejó una magnífica impresión, ya que encara con valentía esa reivindicación que desde siempre han pretendido las almas libres para mostrar la desnudez de sus sentimientos, en un ejercicio introspectivo que extracta lo mejor y más profundo de cada cual.

Lola Pérez sabe mucho de eso y es por lo que está considerada como una de las mejores bailaoras y coreógrafas de este tiempo. Así se refleja con títulos como Alma de Mujer, espléndida obra en la denuncia contra la violencia de género, que pretendía concienciar a la gente de este problema tan lacerante.

En este sentido, Lola Pérez es una artista innovadora e inquieta que se ha volcado en la danza como la gran razón de su existencia. La ética y la estética, que decía Pilar López y que ella practica desde que se inició en el baile, son los puntales que sostienen su arte, muy visible en esta extraordinaria puesta a punto en el siempre infalible marco del Teatro Góngora. El recinto, lleno en esta ocasión para admirar a esta gran bailaora que puso al público en pie, rendido a la extraordinaria puesta a punto de todos los palos, en la que brilló de una forma fulgurante un vestuario elegante y bello sin estridencias. No obstante, sorprendió por ese destello de buen gusto hasta en el increíble manejo del mantón, que en un alarde técnico se convirtió por momentos en luciérnaga luminosa hasta llegar a apagarse; algo que jamás habíamos visto en ningún otro montaje y que la acredita como extraordinaria garante también en la coreografía. 

Brilló en todos los bailes muy trabajados por el extraordinario elenco que le acompaña y pieza fundamental para su puesta escénica. El cante de El Guañí, José El Caja, Mariano Romero, el violín de Eva Calero y José Pérez en la percusión, desarrollaron su cometido con entrega y sabiduría flamencas. Pero fueron las guitarras de Manuel Flores y Niño Seve donde se sustenta el entramado musical de esta Alma libre, sobre todo en este último, que volvió a confirmarnos que se encuentra inmerso en esa selecta nómina de guitarristas que con singular maestría acompañan al cante y al baile y que igual nos sorprende con solos llenos de musicalidad y de increíble técnica. Y es que pensamos que sin ese sustento musical tan brillante, difícilmente se hubiera podido materializar este montaje. 

Lola Pérez evidencia cada día lo que hace tiempo intuimos cuando se alzó con el premio Matilde Coral en el Concurso Nacional de Córdoba del 2004. Después, su ascensión ha ido paso a paso pero muy atenta a la evolución del baile flamenco, lo que le augura una proyección universal acorde con su arte y el reconocimiento del público más entendido.

Suscríbete para seguir leyendo