El informe asegura que tuvo que ver con tres grandes terremotos

Un estudio revela una nueva teoría sobre la destrucción de Medina Azahara

El director del conjunto arqueológico, Antonio Vallejo, señala que su desaparición se debe a un largo proceso histórico

Una imagen del conjunto arqueológico de Medina Azahara.

Una imagen del conjunto arqueológico de Medina Azahara. / Francisco González

Los estudios e investigaciones en torno al conjunto arqueológico de Medina Azahara no cesan, y una de las últimas revelaciones en torno al yacimiento ha sido el descubrimiento, según publicó ayer el periódico El País, de que la ciudad palatina no fue destruida por los bereberes, sino por una cadena de terremotos, gracias a una investigación realizada por el Instituto Geológico y Minero y cuatro universidades, que sostienen que continuados movimientos sísmicos entre los siglos X y XI debilitaron primero y derrumbaron después los palacios y edificaciones de la ciudad califal.

Ante esta nueva teoría, el director del yacimiento, Antonio Vallejo, asegura que «la destrucción de Medina Azahara se debe a un proceso histórico que se prolongó mucho en el tiempo, aunque también pudieron influir otras circunstancias como las señaladas en este estudio». Vallejo asegura que esta información supone un incremento de conocimiento de la geología de Medina Azahara y de Córdoba, «lo que siempre es positivo», ya que «el estudio presenta datos científicos que muestran evidencia de movimientos sísmicos, que, según los autores, pudieron contribuir, junto con otros factores, al abandono y ruina de la ciudad», hablando de tres grandes terremotos.

Según los autores del estudio, el primero de ellos, entre los años 971 y 974, aceleró el proceso de despoblamiento de la ciudad, «pero no se tiene en cuenta que en el año 981 se construyó la nueva ciudad de Almanzor, donde se trasladó la élite administrativa del Estado, pero no hay evidencias arqueológicas de abandono brusco y súbito de la población de la ciudad», continúa el director del yacimiento.

Según señala el informe, la segunda gran fase sísmica se produjo en los años 1024-1025, cuando Medina Azahara ya estaba despoblada, «y, por tanto, no podemos conocer las consecuencias ni su incidencia, aunque pudo influir en el daño a algunos edificios». Por otro lado, Vallejo llama la atención sobre «el intenso expolio que sufrió la ciudad desde el siglo XI, de forma que lo que dice el artículo en cuanto a que como consecuencia de estos movimientos sísmicos han quedado preservados los materiales lujosos no tiene porqué ser así, ya que la conservación del ataurique bajo los escombros es producto también del propio desecho de los expoliadores, a los que solo interesaba la piedra, no los elementos decorativos como el ataurique».

Por último, el estudio alude al gran terremoto de 1169-1170, «que tal vez no fue tan devastador como se señala porque la escultura femenina que coronaba la puerta principal de la ciudad aún estaba en pie en 1190, año en el que el califa almohade Al-Mansur la desmontó».