Diario Córdoba

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CULTURA

Una noche inolvidable para celebrar 20 años de la Gala Jóvenes Flamencos

El acto, celebrado en la Diputación, tuvo dos partes, con actuaciones de Olga Pericet, José Antonio Rodríguez, entre otros muchos artistas

Asistentes a la gala de Jóvenes Flamencos. MANUEL MURILLO

No sabe bien uno tras seis décadas de andadura por estos lares, luego de mis vivencias baezanas y castellanas, si fue el pez más viejo del mundo, el mar de confusiones de sus calles propicio al arrebujamiento o ese último secreto que el platero reserva para sí, juntamente, el conjuro que propicia la ruptura con el callada y sola para reclamar de una vez por todas el propio espacio. Coincidimos los que apresamos a esta ciudad en nuestro corazón que hora era ya de mostrar los atributos que adornan a Córdoba en este arte tan nuestro y de todos que es el flamenco.

      Veinte años de flamenco tuvieron carta de presencia anoche en el Patio Blanco de la Diputación, tiempo transcurrido desde que el Área de Cultura propuso celebrar un Certamen para promover Jóvenes Flamencos. Fue una gala larga de más de tres horas de duración, en la que el presentador y coordinador del certamen, Antonio Arcos, hizo un balance y le dio sucesivamente la palabra a los coordinadores que tuvo en las dos décadas, con la figura de Agustín Gómez como artífice de la idea en el recuerdo y la delegada del Área de Cultura de la Diputación como promotora y representante.

Fosforito y El Pele se saludan antes del inicio de la gala. MANUEL MURILLO

La figura de Fosforito fue puesta de relieve como un inequívoco referente, y Cristina Hoyos como miembro del jurado, intervino para ponderar el certamen y la figura de los Pericet y de Olga en particular. Intervino el maestro Merengue y Antonio Porcuna, además de diversos coordinadores como Juan Ramón Martínez, Paco del Cid y David Pino.

José Antonio Rodríguez, durante su actuación. MANUEL MURILLO

      El acto tuvo dos partes diferenciadas artísticamente, con la intervención inicial de José Antonio Rodríguez, el cual nos devuelve, tras su peripecia californiana de dos años allá por Sunset Boulevard de McCadden Place, una visión ya presentida y también vivencial del guitarrista flamenco antes de su viaje; al fin y al cabo los límites entre los estilos son historias de manual práctico que tienen algo de artificio, y sí vías de penetración que permiten el enriquecimiento, a riesgo de ser tachados de aventurerismo, como el canadiense Leonard Cohen nos recordó en algún momento. La rondeña Athena, forma parte de la grabación Adiós muchachos, después interpretó Paisaje de McCadden Place y culminó con Manhattan de la frontera, e hicieron las delicias de un repleto Patio Blanco, como cabía esperar. Estuvo muy bien secundado por el bajista Paco Peña, Patricio Cámara Pachi a la percusión y con pequeños apuntes vocales y secundado por la aportación técnica de Lauren Serrano.

Merengue y Concha Calero. MANUEL MURILLO

      Es de aplicación lo ya anotado de caracteres de manual para referirse a cuestiones estéticas, ya que en artistas como El Pele no es de aplicación, tanto da que sean malagueñas, soleá o alegrías; parece tener una caja de música en su interior, la cual le permite enseñorearse por todo el espectro de notas y acordes, como si se tratara de frotar la lámpara del genio. Es, en definitiva, difícil de someter a esquemas predeterminados; el acompañamiento de la familia Plantón Rafa, José y Lolo, además de su propio hijo, fue ideal. La guitarra de Niño Seve, magnífico guitarrista que actuó a destajo, hubo de hacer que el personal disfrutara.

Público asistente a la actividad celebrada en la Diputación. MANUEL MURILLO

      Olga Pericet aportó el salero por alegrías de la mar océana gaditana con la bata y cuerpo cimbreante. El cante acorde de Jesús Corbacho e Ismael de la Rosa El Bola con la sonanta templada de Antonia Jiménez, la cual nos recordaba la foto decimonónica de una mujer que la tañía en la fotografía del francés Jean Laurent a su paso por Córdoba.

      Un gárrulo ir y venir de olas hasta el malecón habanero recordaba a Cucalambé con la guajira y cabal de Olga, mutada por momentos con el traje pantalón. Y es que la sensación de movimiento y una suerte de vértigo dulce nos muestra Olga Pericet que no necesita de mayores espacios ni de mayores abundamientos, ya que es pura traslación de sus dotes interpretativas. Jesús Fernández al baile fue un gran acompañante.

      La segunda parte contó con algunos jóvenes flamencos que ya habían obtenido el galardón con anterioridad en diversas ediciones. Acordaron en una actuación conjunta una actuación coral al cante, al baile y a la guitarra, así como en intervenciones individuales. Severiano Jiménez Niño Seve, a la guitarra, Miriam Montes, José y Rafa del Calli en el cante, así como Fuensanta Blanco y Richard Gutiérrez al baile. Fue Richard esta gran velada.

      

 

  

 

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