Francesca Thyssen cree en el poder transformador del arte, y eso es lo que pretende con la colección que acaba de aterrizar en Córdoba, una ciudad de la que se declara enamorada, sobre todo de su río, el Guadalquivir, en el que centrará gran parte de la investigación este año, además de su «canasta de frutas» y su histórico legado de tolerancia.
Es un día muy especial para Córdoba y su cultura. ¿Qué significa para TBA21 su llegada a la ciudad?
En lo personal, para mi es un sueño porque soy un gran enamorada de Andalucía. Pero lo que es muy, muy especial, con motivo del 20 aniversario de la Fundación, es ser capaz de cumplir tantos sueños, y por supuesto, presentar la colección en toda su gloria, en un edificio tan maravilloso que se adapta a la perfección a esta exposición. Estar en un lugar con esta gran historia es realmente maravilloso para mirar hacia adelante lo suficiente como para imaginar un futuro de igualdad, de abundancia, de generosidad, un mundo sin guerras, como decía Daniela.
La presencia de esta colección supone un paso muy importante para el arte contemporáneo en la ciudad de Córdoba. ¿Cree que puede ser un punto de inflexión, un antes y un después?
Creemos de forma fundamental en el poder transformador del arte, así que esperamos que esta exposición y la colaboración con la programación y con la gente de Córdoba tenga un impacto duradero, por supuesto.
¿En qué cree que puede cambiar la trayectoria del C3A a partir de esta colaboración?
El próximo año y al siguiente el C3A planea continuar con sus actividades normales, con lo cual tendremos un espacio mucho más pequeño para exhibir nuestras obras. Así que vamos a tener que ver cómo trabajar juntos con la institución y sus ambiciones curatoriales, tal vez apoyando a algunos de los artistas que quieren traer al centro. Así que ahora estamos buscando un camino a seguir para una colaboración más profunda con el museo.
Ha mantenido contactos con colectivos artísticos de Córdoba, ¿cómo ve la salud del arte contemporáneo en esta ciudad? ¿Han sido fructíferas sus aportaciones?
Sí, hemos estado trabajando muy de cerca con Plata, que es una organización agrícola, artística y activista, un colectivo de artistas. También he estado en el jurado de los programas de residencia del proyecto Córdoba, Ciudad de las Ideas, ayudando a seleccionar artistas para la residencia. Y estamos trayendo a un buen número de artistas a Córdoba para investigar sobre todo tres temas: la biodiversidad, los orígenes del flamenco, que es muy interesante, y la historia, poesía y filosofía árabe de los místicos sufíes que vivieron aquí hace siglos, viendo cómo todos estos temas se unen para mostrarnos un futuro mejor.
¿Es este el principio de una larga amistad?
Sí, por supuesto, diría que nunca abandonamos un lugar que ha sido tan importante para nosotros, así que esperamos continuar. Es decir, estoy segura de que se va a crear un nuevo trabajo muy interesante que nos llevará a todos juntos hacia el futuro.
¿Qué le atrae de esta ciudad tan rica en patrimonio histórico?
El patrimonio es símbolo de viajes pasados. Se habla mucho de las tres culturas que convivieron, pero realmente eran cuatro: los cristianos, los judíos, los musulmanes y los bereberes de África. Y todo esto, cómo se unieron estas culturas, pensé que tenía un significado increíble de tolerancia, que es algo en lo que queremos trabajar en nuestra propia práctica. También el hecho de que tenga un pasado agrícola tan extraordinario, siendo una «canasta de frutas» no solo de España sino de Europa. El río Guadalquivir es también muy interesante para nosotros, nos enamoramos del río: toda la historia que la recorre, su impacto ambiental, fuente de vida, por todo su uso en el regadío. Así que creo que ese es un punto realmente interesante en el que vamos a centrar gran parte de nuestra investigación este año: el río y la importancia del agua en nuestro mundo actual. Es interesante porque cuando hablamos del río a mucha gente de Córdoba dicen “ay, se nos olvidaba que hay un río.” Es curioso darse cuenta de que la gente hoy en día no valora los ríos tanto como antes. Evidentemente, los romanos se asentaron aquí a causa del río y de la fertilidad que comportaba.
