A Alfonso Sobrado Palomares, la pandemia le pilló trabajando en su nueva novela, Por siempre. Eloísa y Abelardo, una trágica historia de amor medieval que terminó de escribir poco antes de sufrir un ictus. El covid lo respetó, pero ese ictus en el cerebelo, la parte que domina el equilibrio, lo ha obligado a permanecer hospitalizado dos meses y ahora se encuentra en pleno proceso de rehabilitación mientras retoma, incombustible, la promoción de su libro.

¿Cómo se encuentra después de este mal trago?

Es una cosa muy dura esto de los ictus. Te afecta al cerebro y a todo el cuerpo. Afortunadamente, ya he recuperado bastante la movilidad gracias a una rehabilitación física muy intensa aunque ahora salgo siempre acompañado. Me dio mientras veía un partido de fútbol solo en casa, cuando me levanté me caí al suelo y no pude ni abrir la puerta de casa a los sanitarios. Afortunadamente, pude hablar con una hija mía médico y ella envió a la ambulancia. Lo que ha pasado me ha hecho ver la enorme fragilidad de la condición humana. En un minuto, puedes pasar de ser una persona hábil y autosuficiente a andar con un taca taca.

Entre los libros que llevan su firma se encuentran ‘Te amaré después de siempre’, dedicado a su difunta mujer, ‘Siempre llega la noche’ y ahora ‘Por siempre. Eloísa y Abelardo’. ¿Es «siempre» su palabra fetiche?

Es un poco casualidad, pero sí que es una palabra que me gusta mucho. Las cosas interesantes, cuando se acompañan de esta palabra adquieren un sabor de eternidad en este mundo tan volátil.

La de Eloísa y Abelardo es una historia de amor eterno. ¿Qué le atrajo de esta pareja que se enamoró hace casi diez siglos?

Esta es una trágica historia de amor profundo que ocurre en la Edad Media, en el siglo XII, de dos intelectuales muy reconocidos en París. Él es uno de los fundadores de la filosofía escolástica y ella una alumna que en aquella época hablaba griego y latín. Me parece una historia tremenda y fascinante porque a él le rebanaron los atributos viriles y, aunque se amaban infinitamente, no pudieron tener ningún juego carnal porque no podían. Ella tenía un deseo que no vio cumplido. Ahí radica la tragedia de esta historia.

El concepto de amor ha ido cambiando a lo largo de la historia. Hoy en día ese amor romántico, platónico, no es el que está más en boga. ¿Qué puede aportar esta lectura a un hombre o una mujer del siglo XXI?

Es un amor que en el mundo contemporáneo sería impensable y que está envuelto además en un ambiente religioso, cargado de incienso. Sin embargo, refleja un amor tremendamente pasional que para Eloísa supondrá una experiencia absolutamente decepcionante por la imposibilidad de cumplir sus deseos sexuales. El resultado es un proceso de amor verbal, que se desarrolla centrado en la palabra fundamentalmente.

Esa historia está contenida en una serie epistolar. ¿Cómo se documentó para recrear las escenas que relata en la novela?

El amor de Eloísa y Abelardo está narrado en una serie de cartas recogidas en libros de la época. Antes de escribirla, fui a París y estuve un tiempo recorriendo los escenarios por donde ellos se movieron, anduve y compré libros del siglo XIX donde se cuenta la historia. También visité el cementerio Pere Lachaise donde descansan sus cuerpos, en un sepulcro muy bonito. Antes de recaer allí, pasaron por varios monasterios. Siempre fue este un tema que entusiasmó a los franceses. Para ellos, estos personajes están a la altura de Romeo y Julieta, aunque representen amores muy distintos.

La figura de Eloísa es la de una mujer muy instruida, que llama la atención en el contexto de la Edad Media, donde la mujer ocupa un segundo plano.

Ella era una mujer superculta que era conocida en Francia porque hablaba varias lenguas, conocía la filosofía, la teología y que aporta una reivindicación de lo femenino que también se refleja en el libro.

¿Por qué le atraen tanto las historias de amor, un tema recurrente en su obra?

Porque uno tiene en el fondo un fango romántico.

¿Cree que se puede vivir toda la vida amando a la misma persona?

Estoy convencido de que sí, aunque no siempre ocurra. Lo que es recurrente es que el amor, el enamoramiento mejora a las personas. Se produce un cambio de actitud que hace que cambies ante el otro y ante la vida y eso contribuye a mejorar a las personas.

Carmen Rico Gody le llamaba el periodista triste porque siempre contaba penas. ¿En la ficción, también prefiere tragedia?

Carmen Rico Godoy me lo dijo una vez cuando escribía en Cambio 16 sobre el Tercer Mundo, donde están los condenados de la Tierra. En la ficción... a veces sale así, aunque también tengo obras más divertidas y desenfadadas como Pyjama Party.

¿Le gusta la vida de jubilado, le deja más tiempo para escribir?

Yo nunca estuve jubilado, siempre tuve artículos que escribir hasta que me dio el ictus, y espero retomar la actividad en octubre.

¿Qué autores lee para buscar inspiración?

En poesía, me gusta mucho Cavafis, inevitablemente Lorca, García Márquez en la narrativa, Juan Rulfo y Alfredo Bryce Echenique, que fue muy amigo mío, con él pasé grandes tardes. Me leía textos originales y yo le leía también.

¿Su paso por Córdoba le dejó alguna historia por contar?

Historias no, pero Córdoba me marcó profundamente, me sentí intensamente cordobés, casi cordobita, porque me vi muy identificado en las calles, los bares con los compañeros periodistas, con la gente de la Universidad, es una ciudad fascinante, sobre todo en mayo, con fiesta non stop.

¿Sigue pendiente de la actualidad ahora que está apartado del periodismo?

Sí, muy pendiente, he seguido lo que ha pasado con Biden y me interesó mucho Trump y el hecho de que hubiera un loco al frente del país más poderoso del mundo, eso me parecía fascinante.

Usted fue amigo de Fidel Castro y ha estado en Cuba. ¿Lo de allí es una dictadura?

Por supuesto. Una vez incluso lo hablé con él. No hay libertad de expresión. Tengo muchos amigos que lo decían, incluso del entorno de Castro, temían que dar más libertad haría que EEUU se hiciera dueña de Cuba. No cabe duda de que es una dictadura en el sentido clásico de la palabra.

Usted que estuvo siempre muy próximo también a Felipe González, ¿qué piensa del remodelado Gobierno de Pedro Sánchez?

Hay que ver lo que da de sí, espero que esté a la altura de las circunstancias. Ha nombrado a gente interesante, pero se verá lo que hacen de aquí a siete u ocho meses.