El bulevar del Gran Capitán de Córdoba acoge desde este martes un desierto, millones de vidas, las sonrisas y las lágrimas de los rostros que forman el paisaje de Anantapur (India). A través de los ojos de la fotógrafa Cristina García Rodero, la exposición Tierra de Sueños se convierte en un crudo diálogo con la realidad latente de una tierra rica en diversidad. Con el apoyo de la Fundación La Caixa y la Fundación Vicente Ferrer, la artista ha logrado descifrar el alma de una sociedad. Y, con la mano del Ayuntamiento de Córdoba, trasladar al viandante a las entrañas de la ciudad india.

Lo ha anunciado este martes en la inauguración el alcalde de Córdoba, José María Bellido, acompañado por la delegada de Cultura, Marián Aguilar. "La fotografía de Cristina es testigo y es narrador", una puerta abierta a "otros mundos que están dentro del nuestro pero que son distintos, que combinan una belleza salvaje con situaciones sociales muy duras". En un escenario especial convergen el poder de la realidad, la visión de una referente nacional y la cercanía de un público que, al instante, se ha sumergido entre los colores de aquellas latitudes. Juan Ignacio Zafra, director territorial de CaixaBank en Andalucía Oriental, ha celebrado esa colaboración cultural y social, así como el orgullo de que forme "parte de la sociedad cordobesa" con la galería callejera, parte de la Bienal de Fotografía.

Historias de gente

En las historias de Cristina G. Rodero germina el deseo, como ella misma ha contado, de "dar una visión de lo que allí he visto" y "relatar cómo se lucha para combatir las necesidades de países con 1.400 millones de habitantes, donde el Estado no puede llegar a nada". Tras un año y nueve meses de trabajo, la fotógrafa ha apreciado la belleza de unos habitantes en contraste con un paisaje desolador, de unas personas que suplieron "con creces" las dificultades que tenía "con sus ganas de salir en las fotos".

Movida por la libertad que desde el primer momento le brindaron las fundaciones, entró en las casas, en las miradas y en las ideas de un pueblo o un conjunto de pueblos complejos. Y en esas historias, la mujer adquiere especial relevancia. "Tener una hija en la India es un verdadero problema", porque los padres tienen que "pagarle la dote". Entonces, tener varias "es arruinarse". En un contexto donde la mujer pasa del cerco del padre a la sombra del marido, el papel de los voluntarios que las forman y les muestran sus derechos resulta vital. Y, bajo el amparo de las casas de acogida, encuentran refugio las "maltratas" o las chicas fugitivas que huyen por amor con sus novios.

Y detrás de todo, detrás de la cámara, hay una admiración profunda. "La admiración de ver cómo alguien que lucha es capaz de contagiar a muchas personas de todo el mundo, principalmente de España, para que colaboren, cómo aprovechan las aguas para que pueda haber regadíos durante todo el año, cómo están plantando árboles, cómo se ocupan de las personas con discapacidad", ha explicado Rodero. Tras la admiración, la inspiración tiene un nombre: Vicente Ferrer.

El resultado de ese trabajo solidario que inició Ferrer, la fotógrafa lo apreció con sus propios ojos: "Si una mujer es un problema, una mujer con discapacidad es muchos problemas y ver cómo ahora los familiares que en otros tiempos las podían rechazar acuden a ellas porque tienen un trabajo, porque tienen un dinero, porque tienen una casa...". Ahora el testigo de los testimonios de la sociedad india pasa a los cordobeses.