Víctor Coyote (Tui, 1958) nos alegró la década de 1980 al frente de Los Coyotes, tanto en la versión punkabilly del grupo como con su pronta transformación en campeones de las causas del baile y el orgullo latino. De eso hace mucho, pero Coyote ha seguido alegrándonos la vida con discos en solitario espaciados y notables, cuando no sensacionales (caso de A qué viene ahora silbar, del 2004). Las comarcales es su nuevo álbum, una pócima de rock and roll, ritmos latinos y letras brillantes.

-¿En la casa familiar se hacía o se escuchaba música?

-La música no era importante, más allá de que algún tío mío había cantado en algún coro. Y yo, que soy el segundo de seis hermanos, no tuve ese hermano mayor que parece imprescindible para iniciarte en la música con los discos que traía de Londres. Como si aquí no se editaran los discos de los Beatles y no existieran los Bravos. Cuando empecé a comprar discos con 14 o 15 años encontraba fácilmente los álbumes de Santana o los Allman Brothers.

-Para la España moderna de la década de 1980 la música latina era motivo de anatema. ¿Cómo la descubrió y se enamoró de ella?

-Por un lado, siempre me gustaron mucho Santana y Barrabás, ambos con una conexión latina más o menos fuerte. Y de los cantautores, antes de la llegada del punk, siempre me interesaron más los latinos que los que miraban a Francia. Yo era más de Víctor Jara y Quilapayún que de Krahe o Serrat. No es que fueran mis ídolos, pero me gustaban más. Con la llegada del punk vi ahí una vía abierta. Y ya no te digo cuando empiezo a comprar discos de Peret a duro en el Rastro y profundizo en la rumba o cuando cae en mis manos el Rock’n’roll gumbo de Professor Longhair. Pero sí es verdad que estaba muy mal visto el rollo latino. De hecho, hubo un periodista que de Mujer y sentimiento (1985) dijo que no era serio, que en la parte de atrás Los Coyotes parecíamos una mezcla de Quilapayún y los New York Dolls. Lo que para él era una crítica para nosotros fue una maravilla. Era lo que queríamos comunicar. Aquella cosa de que había que ser europeos e ir a Londres y a Ámsterdam, ciudades contra las que no tengo nada, me irritaba, no veía por qué había que despreciar las cosas latinas.

-Casi merecería ‘royalties’ como introductor de las músicas latinas en el rock and roll español.

-Por suerte o por desgracia no se puede patentar el wéstern. Ni la novela gráfica.

-¿Cómo ve que las músicas latinas sean ahora un superpoder global?

-Muy bien. Pero parece que Shakira y Jennifer Lopez hayan sido la eclosión porque han salido en la Super Bowl. No sé, la gente lleva oyendo reguetón desde hace mucho tiempo. Lo que pasa es que a los periodistas siempre les ha caído fatal el reguetón. Así como los predicadores rompían discos de rock and roll, casi el 100% de la supuesta prensa culta española rompería discos de reguetón. Los rockeros dicen que el reguetón es machirulo. Si no me equivoco, el rock and roll es más machirulo que machirulo. O lo ha sido.

-¿Le gusta el reguetón?

-Hay artistas que me gustan y artistas que no. Con la salsa me pasa lo mismo. Y con el blues. Y con todo. El reguetón me parece bien y hay que decir que el ritmo es más complejo que el de cualquier canción de los Rolling Stones, porque tiene un contratiempo y en los Rolling Stones nunca lo hay. Cuando una música la atacan con tal saña y la ven tan perniciosa, quiere decir que algo tiene de buena.

-Aunque solo sea para no ser como los padres de antaño.

-O para serlo, pero sabiendo. Claro que es verdad que hay canciones de reguetón machistas y que ahora mismo el rock and roll no es tan machista, pero no siempre es así. Despacito, la canción más oída de reguetón, parece una guía para que los chavales de instituto se inicien en el sexo. Si lo hacéis, hacedlo con tacto, despacito, suavemente, explorad vuestros cuerpos con tranquilidad. ¡Lo que dicen los sexólogos!

-¿Cuál es su motor para seguir haciendo canciones cuando el éxito es una posibilidad ya muy remota?

-Muchas veces la gente me dice ¿por qué no reformas Los Coyotes? Si volver supusiera una gira que fuera un asomo de lo que sería una gira de Radio Futura, lo haría encantado. Pero es que Los Coyotes nunca llegamos a ese punto. Es que te valoras muy poco, me responden. No, lo que pasa es que hablo de cifras. Las cifras de Los Coyotes fueron las que fueron. Vivo de la ilustración, el diseño y la música. Sigo ahí porque me gusta seguir haciendo canciones que suenen no demasiado viejas. Y veo que a cierta gente le gusta que haga canciones y no me limite solo a la nostalgia.

-‘Soy un trabajador, soy un autónomo, soy un artista’, titula una canción magnífica dentro de su trabajo.

-Me pareció que trabajador, autónomo y artista eran tres cosas que se podían combinar. O sea, yo no soy un artista para estar en la farándula, no soy un bohemio ni un viejo persigueminifaldas. Yo soy un artista pero también soy un autónomo, porque esa es mi fórmula fiscal, y también soy un trabajador porque hoy en día los bares han delegado toda la promoción en las redes sociales de los grupos. La gente que se dedica a la música hoy es bastante trabajadora porque además tiene que preocuparse de la promoción.