En la meca del cine, el jefe de un estudio cinematográfico dedica su tiempo a seducir a artistas guapas, comprar a la prensa y hacer películas de nulo interés cultural. Para él tan sólo importa el sexo, el poder y el dinero. Hasta que una joven aspirante a actriz se resiste a ponerle precio a su carrera, lo que precipitará la caída del magnate hasta lo más hondo del escalafón social. Este es el argumento de Trigo sucio, un texto de David Mamet con el que el director cordobés Juan Carlos Rubio vuelve a los escenarios cordobeses. Eva Isanta, la archiconocida Cuqui de la serie La que se avecina, forma parte del lujoso reparto de esta función, que llega este fin de semana al Gran Teatro, donde ofrecerá dos representaciones (viernes y sábado, a las 20.30 horas).

-Llega a Córdoba con ‘Trigo sucio’, una obra de David Mamet que recrea el caso Harvey Weinstein y es precursora del movimiento ‘Me Too’. ¿Qué opina de todo esto?

-Creo que es absolutamente necesario que salga a la luz todo lo que ha estado oculto durante tanto tiempo. Lo que ocurre es que el movimiento Mee Too se reduce a este abuso de poder entre los magnates del cine y se circunscribe un poco a las actrices, porque somos las que tenemos más difusión, sobre todo las de Hollywood. Pero, por otro lado, es algo que ocurre y ha ocurrido en todos los ámbitos durante siglos en cualquier gremio donde las mujeres hayamos estado. La ostentación de poder para conseguir determinadas cosas por parte de algunos depravados ha ocurrido siempre. El movimiento es bueno, porque se visibiliza el problema, pero no solo nos pasa a las actrices.

-¿Ha sufrido el acoso en primera persona?

-He sufrido casos en los que sí se ha intentado abusar del poder, no un acoso sexual directo, pero sí alguna situación en la que alguien ha intentado hacer uso de su poderío para condicionar cosas. Además, cuando eres joven y empiezas en la vida hay cierta convención social sobre que este tipo de actitudes son algo que forma parte de la vida. Y muchas veces, cuando tu no concibes así las cosas, todo el mundo te hace pensar que eres muy mojigata y muy estrecha. Ha habido muchos años de permisividad.

-¿Se puede recrear un tema tan espinoso como este en clave de comedia?

-Sí, se puede. Creo que es una función muy inteligente y la versión que ha hecho Bernabé Rico y ha dirigido Juan Carlos Rubio tiene mucho que ver, aunque el mérito es de Mamet, que compone unos personajes muy ricos en matices, sobre todo, el protagonista. Puede ser un ser abominable, pero está tratado desde un punto de vista tan irónico y cómplice con el espectador que dice las mayores barbaridades y te ríes. Es como convertir a una especie de depredador sin principios en un personaje carismático y divertido que no tiene límite. Aunque la situación en Trigo sucio es dramática, la risa te sirve de escape.

-Interpreta a la mujer que ayuda al depredador sexual con los malos tratos a otras mujeres. ¿Le costó adaptarse al personaje?

-No. Está muy bien escrito y también me ayudó mucho Juan Carlos Rubio. Nos dijo a Norma y a mí que quería mujeres inteligentes sobre el escenario, que dieran su punto de vista, que estuviesen emitiendo una opinión sobre todo lo que estaba sucediendo y no nos dejásemos llevar por la energía del personaje del depredador. Y eso te ayuda mucho a componer el personaje. Por otro lado, es muy interesante ahondar en nuestras sombras, todos tenemos un precio y ha sido muy interesante ahondar en esta parte personal mía.

-Ha dicho que la versión de Bernabé Rico dirigida por Juan Carlos Rubio le parece más interesante que la del propio Mamet interpretada por John Malkovich. ¿Por qué?

-Me parece que está más adaptada a la mentalidad de nuestro país, a nuestros conceptos y, en cuanto a la adaptación, en Londres cambiaban de escenario dos veces, con lo que se cortaba la acción y perdía ritmo. Aquí, todo sucede en un único decorado. Por otro lado, en esa versión las mujeres están de espaldas en momentos importantes, pero Juan Carlos nos deja de frente al protagonista, nos deja ser antagonistas de verdad.

-¿Cómo se ha sentido bajo las órdenes del cordobés Juan Carlos Rubio?

-Muy bien. Es un ser muy especial, además muy inteligente y trabajador. Por otro lado, denota autoridad, le respetas desde el primer momento, siendo todo sonrisas y amabilidad. Trabajar así es maravilloso. Se nota que ha sido actor y le gustamos mucho los actores y actrices.

-Hablando de actores, le acompañan intérpretes de lujo en esta obra.

-Todo el protagonismo recae sobre Nancho Novo, que no tiene nada que envidiar a Malkovich. Los demás giramos alrededor de él. Ha sido muy bonito, no había trabajado nunca con él ni con Fernando Ramallo, con Norma Ruiz lo he hecho en La que se avecina. Tenerlos en el escenario ha sido un lujazo, creo que somos un magnífico elenco y hemos hecho un trabajo muy bonito.

-Empezó a hacer teatro, pero se cruzó la televisión. ¿Absorbe mucho ese medio?

-Estamos en un momento dulce en La que se avecina. Antes había temporadas en las que, también por circunstancias personales, decidí dedicarme solo a la serie, que exige mucha energía, así que por determinadas cosas no lo he querido compaginar. Ahora, sin embargo, nos favorecen para poder hacer otras cosas y tenemos los huecos entre temporada y temporada. Ya no voy a dejar de hacer teatro nunca.

-‘La que se avecina’ se ha convertido en una serie de culto ¿A qué cree que debe su gran éxito?

-El guión y la idea son buenísimos. Por otro lado, estamos contando cosas que vivimos cada día, toda la actualidad está filtrada de alguna manera y llevada a un extremo esperpéntico. Tiene una visión de las cosas que ridiculiza los problemas que tenemos en nuestra sociedad civilizada actual, porque, realmente, todos los personajes somos ridículos, unos perdedores.

-¿Cuantas temporadas nos esperan aún?

-Vamos por la doce y ahora estamos en un momento de reflexión porque tenemos que abandonar los platós donde grabamos y se ha generado un pequeño terremoto alrededor. Está todo en el aire, pero yo creo que todos los cambios son para bien.