"Los hispanos podemos llegar a robarles Hollywood a los americanos, que esa marca sea también la nuestra, porque nos lo hemos ganado". El actor Antonio Banderas ha reivindicado así esta mañana la importancia del sector audiovisual iberoamericano que ha terminado por romper tópicos, y ha defendido la creación de una gran plataforma, auspiciada por ejemplo por las televisiones, para romper las barreras de la distribución y comercialización. Una plataforma a la que los Premios Platino, que distinguen al malagueño con un galardón de honor, pueden servir como "toma de conciencia del poder que lo hispano puede llegar a tener".

Banderas se pronunciaba así en Marbella, donde mañana sábado se celebra la segunda edición de los premios del Cine Iberoamericanos Platino, patrocinados por la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA) y la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (FIPCA). Antes de que se celebre la gala se han hecho públicos los galardones concedidos por los espectadores, que han reconocido una vez más el trabajo del cineasta Alberto Rodriguez y 'La isla mínima'. El film, gran triunfador en los Premios Goya de este año, se ha alzado con el premio a mejor película y mejor actor (Javier Gutiérrez), mientras que la argentina Erika Leiva se ha llevado el premio a la mejor actriz por su papel de novia despechada en una de las historias de "Relatos Salvajes".

Pero la presentación de esta segunda edición de los premios ha servido sobre todo para defender la cultura del mundo audiovisual latinoamericano, que ha dado un paso más allá y ha dejado de abordar problemas propios para centrarse en historias cada vez más universales, como demostraron Alfonso Cuarón y 'Gravity' o Alejandro Iñitarritu con 'Birdman', recordaba Banderas. "No queremos 'autoghettarnos', sino poder dirigir a anglos, y al mismo tiempo no perder nuestra identidad", retaba el actor.

En este contexto se enmarcaría el reto lanzado para cambiar las escasas vías de distribución que tiene el cine en lengua castellana, e incluso portuguesa: un acuerdo audiovisual entre las televisiones de ambos lados del Atlántico para producir contenidos de calidad y ayudar a su distribución, primero en pantalla grande y más tarde en televisión creando una suerte de mercado doméstico similar al norteamericano. "Es una idea que no he consensuado con nadie, me estoy metiendo en el barro y bien metido", bromeaba, "el único enemigo que vamos a tener somos nosotros mismos, el ponernos de acuerdo".

En este punto, Banderas -que estuvo acompañado por actor Edgard James Olmos-, rememoró el cambio que ha sufrido la imagen de los hispanos desde que llegó a Los Ángeles hace ya 25 años. Entonces, los latinos solo podían aspirar a papeles de villanos. Con el paso del tiempo, el inglés con acento español del malagueño acabó copando papeles protagonistas y el perfecto acento anglosajón era el que lucían los malos. Agradecido por los premios honoríficos, como el Platino, --"lo bonito es que te los den, aunque suponga que te vas haciendo viejo"-- ha insistido en que aún le queda partido como actor, aunque cada vez más reconoce que “el cuerpo me pide cada vez más la dirección y la producción, incluso escribir, pero eso necesita un tiempo hasta que los proyectos se pongan en marcha". "Lo que siento cuando actúo todavía es difícil de explicar, esa magia cuando dicen 'acción' o 'corten' sigue estando ahí", una sensación que, confesó, supone "vivir una libertad que a veces no tienes en tu propia vida".