La Real Academia de Córdoba no empieza el curso precisamente con optimismo. Su director, Joaquín Criado Costa, se mostraba ayer tajante: "El objetivo y el reto principal es sobrevivir con lo poco que tenemos, que es ilusión". Y es que no tienen sede ni dinero para acabarla, un edificio está en ruinas y el otro a medio construir, por lo que las actividades las realizan peregrinando por las instituciones de la ciudad. Ayer, por ejemplo, la sesión extraordinaria de apertura del curso 2012-2103 la realizaron en el salón de actos de la Facultad de Filosofía y Letras. Su sede, cedida por el Ayuntamiento, está en ruinas, y en un edificio propio que tienen al lado se han gastado un millón de euros y no tienen ni licencia --retirada por el anterior gobierno municipal-- ni dinero para seguir con la obra. No saben qué hacer con el edificio y se están planteando venderlo. Tienen una promesa del Ayuntamiento de que les va a rehabilitar la sede y, aunque esperan que se cumpla, no se les ve muy esperanzados, al menos a corto plazo. "Córdoba no puede tener una Real Academia", asegura Criado. "No tiene dinero para mantenerla. Así es y así lo voy a decir hoy a las autoridades que asistan a la inauguración --decía antes del acto--. Esto es una ciudad pobre de cabeza y pobre de cartera. Una Academia que no recibe subvenciones y encima tiene que pagar, estas cosas son increíbles", afirmaba. En el aspecto académico, sin embargo, se muestra esperanzado. "La Academia lleva un ritmo creciente en cantidad y en calidad", asegura, y anuncia un congreso de heráldica para el próximo año.

En cuanto a la sesión inaugural de ayer, la académica Mercedes Valverde, directora de los Museos Municipales de Córdoba, ofreció una interesante conferencia sobre María de la O Lejárraga (1874--1974) , una intelectual que firmaba sus escritos a nombre de su marido, Gregorio Martínez Sierra. Julio Romero de Torres la pintó en su cuadro María de la O . Sobre ellos y su relación con algunos personajes como Falla trató la conferencia. También se realizó la entrega de títulos a los nuevos académicos correspondientes, entre ellos el fotógrafo de este periódico Francisco Sánchez Moreno, Alberto Díaz--Villaseñor, Eulalio Fernández y el poeta José de Miguel.