Puede que su nombre aún no le resulte familiar, pero la presencia de Jeff Nichols este año en el concurso del festival de Cannes es particularmente relevante, por dos motivos: primero, en un plantel cargado de viejas glorias él es el único competidor de menos de 40 años --tiene 33--; y segundo, su anterior película, la magistral Take shelter (2011), lo convirtió a él en el nuevo chico maravillas del cine americano, y a la presentación ayer de su nuevo trabajo en un pequeño acontecimiento.

Aunque el eje sobre el que gira su peripecia narrativa es un crimen, Mud es una obra mucho más luminosa que la apocalíptica Take shelter o que el sombrío debut de Nichols tras la cámara, Shotgun stories (2007). Se trata de un encantador relato de iniciación típicamente sureño que luce orgulloso los préstamos tomados de clásicos modernos como Cuenta conmigo (1986) o Un mundo perfecto (1993), pero sobre todo de Las aventuras de Huckleberry Finn . "Si vas a robar a alguien hay que hacerlo a gente inteligente", bromeó ayer Nichols.

¿Cómo maneja Mud esas referencias? A través de la historia de Ellis (Tye Sheridan) y Neckbone (Jacob Lofland), dos chavales que descubren a Mud (Matthew McConaughey), un fugitivo que se esconde en una isla del Misisipí tras haber matado al hombre que trató de arrebatarle a su chica (Reese Witherspoon, que ayer lució su embarazo en Cannes). Juntos, los tres elaboran un plan para evitar a los cazarrecompensas y reunir a los amantes. En el proceso, Ellis aprenderá con amargura cómo funciona el mundo adulto.

Puede que Mud sea una obra ligera comparada con el cine previo de Nichols, que hurgaba en lo más oscuro de la psicología humana, pero todo cuanto en ella hay de aventura adolescente es solo un punto de partida desde el que Nichols explora complejos códigos de honor, de familia y de amor, de forma nada sentimental y aún así muy emotiva.

"La línea directriz es un amor no correspondido, y me pareció interesante observarlo a través de los ojos de un niño", confirmaba ayer el director.