María Esteve tenía un pequeño papel en Al otro lado de la cama y se ha convertido en una protagonista más en la continuación del film, Los dos lados de la cama , con un personaje donde desarrolla su probada vis cómica. Algo que no deja de agradarle: "Si llega el drama, bien, pero en la comedia vivo feliz", dice la actriz.

Hija de Pepa Flores y Antonio Gades, a María Esteve, que tomó su nombre artístico del apellido de su padre, lo de actuar le viene de niña. "Fue una necesidad", asegura a Efe una María a punto de pasar la barrera de los 30 años. Una necesidad que la llevó, ya de adolescente, a compaginar sus estudios de BUP con los de arte dramático en Málaga, donde vivía tras la separación de sus padres. Y a bailar con la compañía de Gades en un espectáculo en La Habana.

Dulce, de carácter suave y cara angelical, María Esteve era en El otro lado de la cama Pilar, una joven tímida que parloteaba sin cesar diciendo sólo tonterías. "Era una chica falta de afecto y hablar era su defensa", explica María, quien en Los dos lados de la cama , que se estrenará el próximo día 21, cambia totalmente para convertirse en una mujer que trae a raya a su novio, el descerebrado al que da vida Alberto San Juan, en un intento de educarle por la vía rápida y drástica.

"En la primera parte, ella sólo buscaba un poco de cariño, pero aquí ya se encuentra envuelta en afecto y se comporta de una manera totalmente contraria a la de antes", explica María Esteve, quien cree que, si bien su personaje "no es un retrato generacional, sí es el reflejo de un tipo de gente, ¡que de todo hay por ahí!, que proyecta en su pareja lo que ella quiere ser, y trata de cambiarla, de adaptarla a su conveniencia".