Si las novelas La agonía del búho chico, Siempre algún día y especialmente la última, Mañana sin falta, encumbran a Justo Vila (Helechal, Badajoz, 1954) como un excelente narrador, este conjunto de relatos cortos que lleva por título La calle del medio nos sumerge en su prosa fresca, limpia y seductora, validando la voz narrativa del extremeño como una de las mejores también en el terreno del cuento. Sus piezas son concisas dosis de buena literatura, gracias a la viveza de los diálogos y monólogos, a los vibrantes cambios de ritmo, al desdoblamiento de planos y tiempos narrativos. Se trata de veintidós cuentos divididos en tres libros; muchos guardan relación entre ellos por desarrollarse en el mismo universo literario de Justo Vila, que es la ficticia villa extremeña de Trasluz durante los primeros años de la Transición. «Vaya memoria la nuestra» es un admirable diálogo entre dos hermanos, con humor y chanza, magistral en su registro coloquial. También hay relatos monológicos como «La hija de mi abuela» y «Te acuerdas primo», que a primera vista parecen una mera reflexión de los personajes, pero que encierran una fuerza poderosa capaz de convertirse en una novela. Es lo que ocurre con «La calle del medio», cuento que da título al libro: es un relato borgiano de alguien viejísimo, deseoso de terminar una vida que casi se le eterniza, porque la muerte se ha olvidado de él. El diálogo entre los dos personajes, el anciano y el ángel protector, asombra por lo directo y mágico de la situación. La reflexión sobre la injusticia es el motor de «La hora mala», un relato estremecedor sobre la arbitrariedad de la represión y la crueldad de la guerra, con un final tan humano como épico. También «En nueve meses Navidad», nos conmueve la iniquidad, en este caso cometida contra una mujer sin hijos, por culpa de la presión popular y los prejuicios de género. 

Preocupan al autor este y otros temas de hondura social, como la culpa y la condena, que siempre se ceban en los más frágiles: «Como una patena» es la confesión de un niño antes de comulgar, el pecado visto desde sus ojos inocentes anegados de complejo de culpa, pero puros en sus actos e intenciones; «Casi como un hermano» es la confesión sobrecogedora de quien niega haber cometido un crimen pero deja al lector perplejo y sospechando de su culpabilidad. En esta misma línea son igualmente admirables los relatos «Aquel diez de enero», que trata del desamparo de Claudio Gómez, hombre inocente, víctima de la torpeza de un sistema inicuo, un cuento lleno de diálogos vivos y con un toque ligero de humor que sirve de contrapeso al dolor y la impotencia de quien se ve acusado falsamente. 

El tema de la falta de libertad aparece en «El kie y el novato», es un relato magistral en solo dos páginas, durísimo al mostrar el desamparo del novato en la cárcel, carne fresca de prisión, que le marcará de por vida, mientras en segundo plano se muestra cómo el poder mira hacia otro lado. Asimismo, «Libre» habla de un expresidiario que sale de la cárcel. El autor sabe meterse en el personaje para describir con increíble viveza el rechazo de los demás, que recelan de él. El personaje, libre pero solo, destrozado, desubicado, solo piensa en volver a la prisión, su único hogar. Ante el sufrimiento y la injusticia social, se corre el riesgo de que la ciudadanía se inhiba, como «A buenas horas», donde el personaje renuncia a intervenir ante la violencia xenófoba que se produce en un autobús. Cada cuento es una radiografía social de nuestro mundo, como en «Albores», donde la extrema derecha incendia el bazar de un musulmán. También «La tía Elvira», donde dos hermanas sufren sendos matrimonios machistas y maltrato. Ella, enamorada del sobrino, celosa de que se enamore de otra más joven pero tristemente casada, excelente relato, de un vigor que daría para una novela.

Los cuentos de Justo Vila son variados y sorprendentes, en ellos vive la sociedad, la cultura y la condición humana. Así, en «Qué digo amigos», cuento que inspira la portada del libro, asistimos a un final sorprendente con Antonio Machado como protagonista, hecho que se desvela para descubrir la farsa y la charlatanería de un personaje fanfarrón. «Ignota» es una distopía en dos páginas que corre hacia su propia autodestrucción; en ella la sociedad se ha olvidado de que debemos defender el Estado de Derecho o corremos el riesgo de perderlo. «Casa Jordi» es un relato de solidaridad envuelto en un halo de magia donde es el propio autor quien se convierte en personaje. Realidad y ficción se mezclan para culminar en un final inesperado. «Volver» es la radiografía del despoblamiento rural a través de diferentes personas y destinos, contado, como todos los cuentos que integran este libro, con una prosa exacta, diálogos breves y ágiles, finales sorprendentes, muchos mágicos e impactantes, demostrando que esta calidad literaria no es solo patrimonio de las grandes novelas de Justo Vila, sino que refulge igualmente en los cuentos que componen este exquisito volumen.

‘La calle del medio’.

Autor: Justo Vila.

Editorial: Trifaldi. Madrid, 2021.