El Consistorio estudia POSIBLES desembolsos

El coste económico condiciona el futuro de la Silla Gigante de Lucena

El desmontaje y el traslado podría superar los 100.000 euros

Silla Gigante de Lucena, en las instalaciones adquiridas por la empresa Climer.

Silla Gigante de Lucena, en las instalaciones adquiridas por la empresa Climer. / Manuel González

Las primeras previsiones elevan por encima de los 100.000 el coste del desmontaje, el traslado y ulterior reimplantación de la Silla Gigante de Lucena. La complejidad del proceso material implica, en primer término, la realización de un estudio técnico. Solo algunas empresas, en el ámbito nacional, ostentan la capacitación precisa para elaborar este proyecto y para ejecutar los trabajos, y el Consistorio prepara un contrato menor, actualmente «demonizado» en el Ayuntamiento, aprovechaba para indicar el concejal de Obras, César del Espino.

El edil socialista desveló que el importe esbozado «triplica» las cantidades contempladas en un origen. La definición exacta del desembolso que debería asumir el Ayuntamiento condicionará la recepción por parte de la administración de este edificio decorativo y funcional de 27 metros de altura.

«Todo depende del coste», afirmaba Del Espino, indicando que el precio «ha de ser asumible» porque, de lo contrario, esta estructura colosal se convierte en «un caramelo envenenado». En las últimas semanas, el Ayuntamiento «ha avanzado» en los procesos administrativos y el establecimiento de contactos con empresas «estructuristas».

Desde el equipo de gobierno omiten posibles ubicaciones. En una fase posterior, «si lo queremos y podemos asumir», aclaraba Del Espino, «veremos dónde se puede poner».

Sí agradecen, desde el gobierno local socialista, la plena comprensión de la empresa Climer, nueva propietaria del recinto donde se halla la Silla Gigante, enclavado en la carretera Córdoba-Málaga. Esta compañía del sector del frío no exige «prisa» alguna al Ayuntamiento.

Inaugurada en el año 2005, Hermanos Huertas erigió esta construcción, acreditada en el Guinness World Records. Al formalizarse la venta del complejo, e implantarse en la propiedad otra actividad distinta a la madera, los nuevos dueños prefieren prescindir de la Silla Gigante.