Los caprichos del destino han querido que dos amigas de toda la vida, vecinas de Adamuz, consiguieran cada una dos décimos del premio Gordo de la Lotería de Navidad, el 86148. Se trata de la gerente de la Cooperativa Olivarera Virgen del Sol, Ana Victoria García, y la diplomada en Turismo –ahora en paro- Mercedes Ruiz, ambas con 31 años de edad. Comenta ésta última que “la familia le regalamos a mi madre un viaje a Madrid a mediados de noviembre y la última noche, cuando acabamos de ver el musical de Tina Turner, me escribió Ángel, el marido de Ana Victoria, para que le lleváramos un décimo. A mí que no me gusta la Lotería…” 

Por la mañana se levantaron temprano y recorrieron varios puntos de venta por la Gran Vía y estaban todas las administraciones cerradas, “y en Atocha, media hora antes de coger el tren destino a Córdoba, fuimos mi madre, mi hermana y yo a por el décimo”, comenta Mercedes, quien añade que “me pidió un número par, y yo quería el 6, pero mi hermana dijo que no, que el 8 era más bonito, y mira por donde…”

Casi no se lo creen

Prácticamente si dar crédito a lo que le había tocado, Mercedes se mostraba hace un rato en estado de shock, ya que no pensaba comprarlo para ella, pero en el momento de pagarlo se preguntó: “¿y si le toca a ella y a nosotros no? Así que ni corta ni perezosa osaron a comprarlos y hoy está siendo una auténtica fiesta en esta cooperativa olivarera, donde Mercedes también es socia porque su padre tiene unos olivos de sierra que cultiva toda la familia.

Pasado el mediodía, cuando Mercedes volvía a su casa después del gimnasio, preguntó a su padre que cuál había sido el Gordo, “y miró en el móvil y me leyó el número, por lo que me empezaron a temblar las piernas porque no me lo creía, comencé a dar gritos, y rápidamente se lo dije a mi hermana, que estaba teletrabajando; miramos en internet y efectivamente, ese era el número”.

Esta casualidad o caprichos del destino ha hecho que estas dos amigas se “regalen” una Navidad diferente y un enfoque nuevo de la vida de aquí en adelante, cuando Mercedes ni su familia suelen comprar Lotería. Mercedes dijo a este periódico que “el premio es para toda la familia, sobre todo para mis padres, que son trabajadores agrícolas”. Añade que “esto es una señal, porque en julio murió la abuela de Ana Victoria y en septiembre mi abuelo y creo que se han puesto de acuerdo por lo mal que lo hemos pasado”.

Por su parte, Ana Victoria García, que celebraba con sus compañeros, amigos y clientes de la cooperativa este premio, agradece a Mercedes que el destino les diera esta alegría, “y para mi familia es una bendición, ya que el año pasado tuve una niña, la casa me la pagó mi padre y mi idea es devolvérselo, gastarlo e invitar a mi familia y amigos con prudencia y cuando se pueda. A ver si pasa la pandemia. Es de bien nacidos ser agradecidos”. Ana Victoria García, que lleva 6 años en la cooperativa, recibía las llamadas de familiares y amigos llorando, brindando posteriormente en las instalaciones donde estaba trabajando. Comenta que “yo sí juego, pero nunca me había tocado nada”.

Una suerte parecida ha tenido un vecino de Puente Genil que encargó a un familiar de viaje en Madrid dos décimos de la lotería, con tan buena suerte de que le trajo el 86148, bola que ayer resultó premiada con el Gordo. Ayer no podía disimular su alegría al ver cómo los 40 euros que jugaba se convertían en 800.000.