El Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera debe buscar ahora un nuevo emplazamiento para la escultura de Rodrigo Varo y Antequera, fundador y promotor del convento de las Carmelitas Descalzas, que tenía proyectado colocar en el Llanito de las Descalzas, justo en el lugar del que este martes se retiró la cruz de los caídos. «Ahí está claro que no iría, estamos pensando dónde iría, aunque sería en la plaza». Con estas palabras lo ha confirmado la propia alcaldesa, Carmen Flores, después de que la Junta emitiera el informe que ha servido al Consistorio para retirar la cruz, levantando así una fuerte polémica en el municipio.

Este lunes pasado, en su comparecencia, Carmen Flores justificaba la decisión diciendo que el informe de la Delegación de Cultura explicaba que la cruz no está vinculada directamente con la Ley de Memoria Histórica, porque ya se quitó la placa en su momento, pero sí se les indicaba que retiraran la cruz porque «está entorpeciendo la visibilidad de un monumento histórico catalogado», y les pedían que «no se sustituya por ninguna otra cosa», puesto que tiene que estar «aislado de cualquier elemento» que le reste visibilidad, concluía la alcaldesa.

En este sentido, la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía ha enviado un comunicado en el que explica que «la decisión ha correspondido exclusivamente al Ayuntamiento» e informa de que en el proyecto municipal de «adecentamiento y ornamentación» se «incluye un problema de filtraciones de agua que está afectando al edificio religioso» y que «no es idóneo sustituir la cruz por una escultura», «ya que esta provocaría distorsiones en la contemplación de la portada del templo».

Tras la retirada de la cruz han continuado las muestras de rechazo. Durante la tarde noche de este martes se colocó un centro de flores en su recuerdo y velas a su alrededor. También, una cruz de madera que reposaba en los muros de la iglesia.