Ha quedado desierta en Lucena la tercera y última subasta pública de la factoría local de Bilore. Dicha subasta se celebró en la notaría de Emilio García Peña y Joaquín Zejalbo, con un tipo de licitación de 1.440.000 euros, que ha ido bajando desde los 2.400.000 euros fijados en la primera convocatoria.

Estaba previsto que la adjudicación y transmisión se haría libre de cargas, gravámenes y arrendamientos, salvo afecciones fiscales a favor del adjudicatario, quien asume todos los gastos e impuestos inherentes a la transmisión, incluidas las plusvalías. También serían por cuenta del adquirente todos los gastos de derribo y transporte, clasificación y retirada de materiales tóxicos, descontaminación y otros que pudieran producirse, conforme a lo dispuesto en el Plan de Liquidación aprobado judicialmente. Los bienes que se sacaron a subasta son una parcela con una superficie de 29.963,13 metros cuadrados que linda con el polígono de La Viñuela y El Cascajar. Como no se ha presentado nadie a la tercera subasta, los liquidadores pueden quedarse con las instalaciones, que podrán venderse por lotes, una posibilidad que exponían algunos de los antiguos trabajadores de esta empresa, pionera en el despegue industrial de la localidad.

Hay que tener en cuenta que las instalaciones de Bilore llevan cerradas desde hace más de una década y por parte de algunos de sus antiguos trabajadores se mostró inicialmente interés en retomar la actividad. Siguen considerando dichos trabajadores que Bilore nunca debió de cerrar sus puertas en Lucena, dado que esta empresa de detergentes, que tuvo una gran proyección a nivel nacional, contaba con una importante cuota de mercado.