El servicio de Vigilancia del Area de Disciplina Urbanística de la Gerencia de Urbanismo de Lucena está llevando a cabo "un peinado de la ciudad", según ha destacado su responsable y concejal delegado de Urbanismo, Miguel Villa (IU). Fruto de ello es que el número de denuncias urbanísticas se sitúa en torno a las 1.500 en menos de un año, mientras que los edificios en mal estado y declarados en ruinas son unos 30 hasta ahora, cifra que puede multiplicarse asimismo en breves fechas.

Estos datos carecen de precedentes a nivel local y ponen de manifiesto, por una parte, el celo con el que trabajan los vigilantes de la Gerencia y, por otra, la nefasta incidencia que la crisis económica está teniendo en Lucena a todos los niveles. Miguel Villa ha señalado que de las 1.500 denuncias practicadas un 80% no conlleva sanciones, si bien sí suele procederse a multar cuando se comprueba que ha habido una reincidencia o se persiste en una actitud sobre la que el propietario en cuestión ya ha sido informado.

La mayoría de las denuncias se han practicado en solares que se encuentran en mal estado y también a quienes han llevado a cabo obras sin haber solicitado para ello la preceptiva licencia.

Un problema que se agrava por momentos es el del número de edificios y casas cuyo estado se deteriora año tras año. Ello da lugar a que por parte de la Gerencia de Urbanismo se proceda a la declaración de los mismos en estado de ruina. A este respecto, Miguel Villa ha insistido en que la Ley de Ordenación del Suelo de Andalucía deja muy claro que son los propietarios quienes están obligados a tomar cuantas medidas sean necesarias de cara al mantenimiento y que si la Gerencia se ve obligada a actuar es el propietario quien tiene que pagar el coste de dicha actuación.

En este orden de cosas, el también primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Lucena ha señalado que existen varios edificios con distintos niveles de protección en los que sus propietarios no están actuando. Un caso concreto es una casa situada en la histórica calle Flores, cuya fachada tiene cierta protección. Dijo Miguel Villa que recientemente se ha mantenido una reunión con sus propietarios de cara a la adopción de medidas para dar una mayor seguridad a este edificio, dado que se trata de una calle de tránsito, por la que se accede a la antigua judería y que además presenta el problema de su estrechez. Hay que tener en cuenta que esta calle está especialmente transitada durante las fiestas y que en su entorno existen negocios de hostelería muy concurridos. Por ello, según Villa, se espera alcanzar una solución, pues la propuesta de los propietarios de colocar unas vigas de hierro de protección de la fachada no parece viable.