Un joven de 25 años acusado de un delito de muerte por imprudencia declaró ayer en un juzgado de lo Penal de Córdoba que no vio el Renault 5 con el que colisionó en la carretera A--381 y al que partió por la mitad con el Mercedes de su padre. El ministerio fiscal solicita dos años de prisión.

A.J.G.C. dijo que el 3 de diciembre del 2005 salió "a dar una vuelta con mis amigos" y desde mediodía estuvo "charlando" con ellos, reconociendo que "me tomé una caña". A pesar de tener escayolada la pierna izquierda condujo el vehículo porque "no me afectaba a la movilidad" al ser automático el coche.

A la altura del kilómetro 31,500 se produjo el siniestro mortal; era alrededor de las 19.00 horas y ya estaba de noche. El procesado manifestó que iba a 90 kilómetros por hora y que no vio la curva ni las señales, a las que no prestó atención. "Me encontré el coche en el mismo carril y no me dio tiempo a nada". A consecuencia del impacto falleció el conductor del Renault 5. Al imputado se le hizo la prueba de alcoholemia tres horas más tarde, arrojando un resultado de 0,08 miligramos por litro de aire espirado. El fallecido dio 0,54 miligramos. También resultó herido uno de los acompañantes del encausado.

La Guardia Civil asegura que circulaba "como mínimo" a 120 kilómetros por hora porque derrapó durante 80 metros y arrancó parte de la bionda; pero sobre todo se llegó a esta conclusión "por la violencia del impacto". El agente que elaboró el informe subrayó ante la sala que "si hubiera ido a 90 habría visto el otro coche y hubiera tenido tiempo de reacción".

También dijo no se le hizo la prueba de alcoholemia en el acto "porque le estaban atendiendo los sanitarios". El juicio acabará la próxima semana al estar pendientes de exponer las pruebas periciales.