Exposición y congreso en 2025

Córdoba recordará el protagonismo del obispo Osio en el 1.700 aniversario del Concilio de Nicea

La muestra en torno al obispo de Córdoba tendrá lugar entre el 5 de abril y 5 de julio del 2025 en la Catedral, mientras que el congreso se celebrará del 10 al 13 de junio

Estatua de Osio en la plaza de Capuchinas.

Estatua de Osio en la plaza de Capuchinas. / DELEGACIONES

Irina Marzo

Irina Marzo

El actual obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, no ha querido dejar pasar la ocasión que le brinda el calendario en 2025, cuando se cumplen 1.700 años de la celebración del Concilio de Nicea (año 325) que estuvo precedido por el entonces obispo Osio de Córdoba (Córdoba, 256-Sirmio, en la actual Serbia, 357). Por ello, la Diócesis de Córdoba se encuentra inmersa en los preparativos de Símbolo: luz de Nicea, un acontecimiento cultural que incluirá dos vertientes: por un lado, una exposición que podrá verse del 5 de abril al 5 de julio en la Catedral; y por otro lado, un congreso, que se desarrollará entre los días 10 y 13 de junio del 2025 y que reunirá a algunos de los mejores especialistas en esta etapa del cristianismo.

El comisario de ambos eventos, el sacerdote Patricio de Navascués, catedrático de Patrología en la Facultad de Teología de Santa Dámaso de Madrid y profesor invitado en el Instituto Agustinianum de Roma, ha aplaudido hoy que esta celebración se vaya a celebrar en la ciudad que vio nacer a Osio, un personaje histórico que propició, entre otras cosas, el fin de la persecución de los cristianos por parte del Imperio Romano gracias a su amistad con el emperador Constantino al que convirtió al cristianismo. En este sentido, De Navascués explicó que el concilio será una oportunidad para profundizar en el legado del primer concilio, que quedó plasmado en el Credo largo que los cristianos siguen rezando cada vez en la eucaristía.

En la exposición, además, se exhibirán piezas de valor artístico, documentario y cultural procedentes de algunas instituciones como museos o iglesias y está prevista la realización de obras de encargo, como un icono de nueva creación con el tema del Concilio de Nicea. Por su parte, el deán presidente de la Catedral de Córdoba, Joaquín Alberto Nieva, ha explicado que para el Cabildo “es un gozo patrocinar este congreso y seguir promoviendo actos culturales bajo el paraguas del Foro Osio, porque tanto el congreso como la exposición van a ser históricos”. 

Un cordobés de talla universal

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha asegurado que estamos ante un acontecimiento grande en Córdoba porque Osio "no es un personaje cualquiera, puesto que ha tenido grandes consecuencias en la historia de la Iglesia”, ha expresado al tiempo que ha añadido que “la influencia de Osio no solo ha sido para la misa, sino para la paz y para las relaciones Iglesia-Estado”. "Hay que preguntarse: ¿qué pintaba un obispo de Córdoba presidiendo el Concilio de Nicea?"

El actual obispo, de hecho, está involucrado además en la santificación de Osio de Córdoba, una cuestión a la que ha dicho "solo le faltan remates", y ha explicado que curiosamente la Iglesia Ortodoxa sí lo tiene proclamado "y bien proclamado" como San Osio (cabe recordar que en el concilio de Nicea aún no se había producido la división en el seno de la iglesia entre Oriente y Occidente).

Demetrio Fernández ha repasado algunos hitos más contemporáneos en el recuerdo de Córdoba hacia la figura de Osio, como la colocación de una estatua suya en la plaza de Capuchinas, que ahora cumple 100 años. El actual obispo ha recordardo que hace un siglo el entonces obispo de la diócesis Alfonso Pérez Muñoz organizó una peregrinación en tren a Roma a ver al Papa Pio XI con 2.000 cordobeses. Y que también Fray Alnimo en el aniversario de la muerte de Osio en 1957 también organizó una peregrinación a Roma. "¿Cómo no iba a haber aquí un congreso y una exposición en Córdoba en 2025?", se ha preguntado retórico.

WhatsApp Image 2024 03 21 at 11.07.20

Joaquí Nieva, Demetrio Fernández, y Patricio de Navascués en la presentación de los actos en torno al 1.700 aniversario del Concilio de Nicea. / CÓRDOBA

Osio de Córdoba

Según informa la Diócesis en una nota, apenas se conocen datos personales de él, ni siquiera hay documentación de su lugar de nacimiento, pero no se discute que fue en Córdoba, donde ya es obispo en el año 295. Tampoco hay rastro de su ordenación episcopal, aunque el catálogo episcopal cordobés afirma que fue aclamado obispo por el clero y por el pueblo debido a su fama de santidad. La fecha de su ordenación episcopal no se conoce, sí se sabe que coincidió con las persecuciones del emperador Diocleciano, quien en el año 303 publica el primer edicto que concluye con una oleada de martirios. Se le atribuyen otras obras hoy perdidas, como el Tratado sobre las vestiduras sacerdotales y De laude virginitatis. Le tocó vivir tiempos convulsos, y experimentó la persecución que lo acreditó como “confesor de la fe”, es decir, que sufrió torturas sin llegar a derramar la sangre del martirio; pero también asistió a la alianza de la Iglesia con el poder político, con sus ventajas e inconvenientes. 

Con la promulgación del Edicto de Milán en el año 313 cesa la persecución, y entre ese año y el 326 Osio es consejero del emperador Constantino, inaugurando una nueva era para la historia universal. Fue gran amigo de Atanasio.

Osio firmó el Concilio de Elvira, en el que alcanzó fama de gran teólogo. Intervino en el concilio de Arlés, también en el problema de las herejías donatista y arriana, y sobre todo en la celebración del primer concilio universal de la Iglesia, el concilio de Nicea del año 325 que presidió, al igual que presidió el concilio de Sárdica del año 343. En todos estos acontecimientos que marcan el futuro de la Iglesia, el obispo Osio aparece como una de las grandes figuras de referencia, destacando por su clarividencia en algunas importantes cuestiones teológicas y canónicas.

Al final de su vida fue desterrado a Sirmio, donde murió con cerca de 100 años. Lo acusaron de rendirse al arrianismo, a pesar de que siempre había luchado contra esta herejía y de que sus últimas palabras fueron contra Arrio. Esta sospecha le valió que su nombre fuera borrado de los dípticos de la Iglesia de Córdoba. Por el contrario, la iglesia griega lo considera santo. Actualmente, la Iglesia católica está trabajando en el reconocimiento de su santidad.