Religión

Las mascotas reciben la bendición por el día de San Antonio Abad

Cientos de cordobeses llevan a sus animales domésticos a algunas de las parroquias que han celebrado este domingo la festividad de San Antón

Bendición de mascotas por San Antón

Manuel Murillo

Rafael Verdú

Rafael Verdú

Hay tradiciones que no se pierden nunca, a pesar del cambio de los tiempos y las nuevas modas. Llevar a las mascotas y animales domésticos a recibir la bendición en una iglesia por el día de San Antón es una de ellas. Cientos de cordobeses han acudido esta mañana a alguna de las parroquias en las que los sacerdotes han rociado con agua bendita a perros, gatos, pájaros y otros animales más exóticos. En San Miguel se vieron también tortugas y hasta un caracol. 

La festividad se San Antón, o San Antonio Abad, tiene lugar el 17 de enero, pero varias parroquias cordobesas han adelantado la jornada para realizar la bendición este domingo. Entre otras estaban San Miguel, en el Centro; la Inmaculada Concepción y San Alberto Magno (Ciudad Jardín); o Nuestra Señora de Belén (Levante). El Carmen de Puerta Nueva celebrará el día de las mascotas el próximo domingo, con una bendición a las 13 horas en el patio de la iglesia. 

Una joven cordobesa con su pequeño gatito.

Una joven cordobesa con su pequeño gatito. / Manuel Murillo

Un día en familia

María Eugenia es una de las cordobesas que llevó a su perro (una mezcla de razas) a la bendición por el día de San Antón. "Tiene más de 10 años y siempre que puedo lo llevo en este día junto con la familia. Es un día para pasarlo con tu familia, y nuestro perro forma parte de ella", aseguraba. Es lo mismo que piensan los cientos de cordobeses que acudieron a alguna de las parroquias. 

Lo que muchos desconocen es por qué San Antón está considerado el patrón de los animales. Fue un monje eremita nacido en Egipto a mediados del siglo III, y se cuenta que vivió más de 100 años. Su relación con los animales se cimenta en una leyenda según la cual una jabalina se le acercó con sus jabatos, que estaban ciegos. San Antón (o San Antonio Abad) les curó la ceguera y desde entonces la jabalina lo siguió a todas partes para defenderlo de cualqueir amenaza.