14 DE NOVIEMBRE, DÍA MUNDIAL SIN ALCOHOL

Hogar Renacer advierte del irreversible daño cerebral que causa el alcohol en jóvenes

En Córdoba, están aumentando los casos de patología dual por este motivo

La entidad llama a mejorar la educación emocional y destaca el efecto en las familias

La psicóloga Celia Mariscal en una terapia en Hogar Renacer.

La psicóloga Celia Mariscal en una terapia en Hogar Renacer. / Óscar Barrionuevo

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

Hace tiempo que informar sobre los efectos dañinos que tiene el alcohol en los jóvenes parece no tener el efecto de prevención deseado. Según datos del Ministerio de Sanidad, la edad de inicio del consumo son los 13 años, el 75% de los adolescentes de 14 a 18 años ha consumido alcohol y 6 de cada 10 se ha emborrachado alguna vez en su vida. Además, «el número de chicas que consume alcohol y se emborracha es superior al de los chicos aunque ellos beben más». Sin embargo, la mitad de los adolescentes españoles no cree que consumir 4 o 5 copas los fines de semana puedan causarle algún problema de salud. Aunque el consumo se mantiene estable, el de tipo intensivo, con borracheras o intoxicaciones etílicas de fin de semana, va en aumento.

La normalización del consumo de alcohol que hace que «si sales y no llevas una copa en la mano eres raro» está tan arraigada que cada vez cuesta más dar el primer paso de reconocer el problema y pedir ayuda, pese a lo cual las organizaciones que trabajan en el ámbito de la toxicomanía en Córdoba no dejan de recibir usuarios cada vez más jóvenes. Es el caso de la Fundación Hogar Renacer en Córdoba, cuya gerente, Carolina Castellano, advierte del «enorme impacto que tiene para la salud física y mental de los jóvenes el consumo rápido de sustancias de alta graduación y de muy mala calidad que se está produciendo en los últimos años». 

La gerente, Carolina Castellano, con una joven en Enfermería.

La gerente, Carolina Castellano, con una joven en Enfermería. / Óscar Barrionuevo

La psicóloga del centro Celia Mariscal coincide en el mensaje de alerta. «Los terapeutas decimos que no hay droga peor que el alcohol porque por donde pasa lo destruye todo, desde que entra por la boca al esófago, el estómago, el hígado, los riñones y el sistema nervioso y el cerebro, donde provoca daños irreversibles», afirma. «Si pones un trozo de carne en coñac, al día siguiente estará descompuesto», señala, «ese es el efecto que tiene en nuestro cuerpo».

Más casos de patología dual: adicción y trastorno mental

Aunque se trata de un proceso generalmente lento, el consumo acelerado y precoz del alcohol es capaz de provocar un deterioro grave en el sistema nervioso que se traduce «en un aumento de los casos de patología dual (adicción y trastorno mental) que habitualmente empieza con el consumo de alcohol, al que se va añadiendo el consumo de otras sustancias con el paso del tiempo». 

La raíz del problema está en «emplear el alcohol para lidiar con situaciones de ansiedad, tristeza, timidez», que a la larga «cronifican el consumo y la patología mental causada por el deterioro cerebral». Según el Ministerio de Sanidad, «la falta de madurez psicológica propia de la adolescencia dificulta el manejo de muchas sensaciones y efectos que produce el consumo de alcohol: disminuye la atención, la capacidad y el tiempo de reacción y dificulta la toma de decisiones». Además, en ocasiones produce actitudes violentas, agresiones y alteraciones de las relaciones familiares. Según Celia Mariscal, «hay un punto en la adicción en el que la familia también enferma, sobre todo, si el que tiene el problema es un joven cuyo comportamiento dispara la ansiedad de padres y hermanos». 

Desintoxicación y deshabituación

Hogar Renacer ofrece tratamiento individualizado y simultáneo de la patología adictiva y psiquiátrica, además del abordaje familiar mediante intervenciones individuales, familiares y grupales. Según la psicóloga, el tratamiento de un paciente alcohólico pasa por un proceso de «desintoxicación de la sustancia y después una deshabituación, que consiste en deshacer el hábito creado y volver a aprender, enseñar al cerebro a comunicarse de otra forma o a gestionar las situaciones que llevan al consumo con otras herramientas». Desde que empieza la desintoxicación, hasta que se llega al momento de la deshabituación, es importante «evitar los factores de riesgo, las situaciones que llevan al consumo, y fomentar otros hábitos saludables y beneficiosos para el paciente».

Para detectar el problema, recomienda a los jóvenes «escuchar a la familia y pedir ayuda cuanto antes». El proceso suele ser largo porque la mayoría de las veces hay recaídas, «pero eso no es un fracaso sino parte de la recuperación».

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