MEDIO AMBIENTE

La Universidad de Córdoba rastrea la presencia del siluro en el Bajo Guadalquivir

El equipo de investigación del catedrático Carlos Fernández logra financiación del Ministerio de Transición Ecológica

La especie invasora apareció en Iznájar en 2011 y, con posterioridad, se halló en el río Ribera, en Huelva, cerca de Doñana

María Paz Aguilar, Carlos Fernández, María José Polo, José Manuel García y Rafael Serena, en la presentación del proyecto.

María Paz Aguilar, Carlos Fernández, María José Polo, José Manuel García y Rafael Serena, en la presentación del proyecto. / A.J. GONZÁLEZ

M.J. Raya

M.J. Raya

El grupo de investigación de la Universidad de Córdoba Aphanius, liderado por el catedrático de Zoología Carlos Fernández, ha dado a conocer este lunes en rueda de prensa, los últimos avances que se han producido en el diagnóstico de la implantación del siluro (un pez invasor que se caracteriza por ser un depredador de gran impacto) en el Bajo Guadalquivir. En este proyecto, que por primera vez se hace en España y que cuenta con financiación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, este grupo de la UCO trabajará durante los dos próximos años junto a las universidades de Oviedo, Sevilla y el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera y Alimentaria (Ifapa). El siluro se identificó por primera vez en la cuenca del Guadalquivir en 2011, concretamente en el embalse de Iznájar.

Tras la aparición en Iznájar de esta especie exótica invasora volvió a encontrarse en el río Ribera de Huelva, de ahí que surgieran los primeros signos de alerta por tratarse de uno de los puntos más relevantes de la biodiversidad de Andalucía, por su cercanía a Doñana.

Un pez siluro.

Un pez siluro. / CÓRDOBA

La presentación del proyecto, que ha tenido lugar en el Molino de Martos de Córdoba, ha contado además, con la presencia de la vicerrectora de Política Científica de la UCO, María José Polo; la decana de la Facultad de Ciencias, Mª Paz Aguilar; y el presidente de la Asociación Medio Ambiental de Pescadores del Lago de Iznájar (Amapila), José Manuel García. Durante su intervención, Carlos Fernández ha puesto de manifiesto, en primer lugar, la necesidad de concienciar a la ciudadanía y contar con ella para la gestión y control del siluro.

Riesgos de la especie invasora

Fernández ha resaltado la problemática que supone la presencia de esta especie invasora en el Bajo Guadalquivir “donde se encuentra la joya de la corona del medioambiente, Doñana, y todo su entorno, pero también debemos tener en cuenta que es una importante zona económica, porque hay una pesquería muy importante de cangrejo rojo, de albures, de muchas especies de interés comercial que se verían afectadas”.

Asistentes a la presentación.

Asistentes a la presentación. / A.J. GONZÁLEZ

Este investigador ha precisado que con este proyecto buscan, en primer lugar, ver las dimensiones del problema de esta especie que “se ha expandido en España exclusivamente por interés pesquero y vemos que aún no hay colonización natural”. En esa primera fase de estudio, ya han certificado la presencia del siluro en el Bajo Guadalquivir “aunque no sabemos en qué densidades se encuentra, pero sí hemos delimitado por algunas zonas su presencia como el cauce principal del Guadalquivir hasta la presa de Alcalá del Río, el embalse del Gergal o la desembocadura del Gergal con el Guadalquivir”.

Sobre los daños que causa el siluro, el presidente de la Asociación Medio Ambiental de Pescadores del Lago de Iznájar (Amapila), José Manuel García, ha señalado que "son evidentes, ya que desde su aparición en Iznájar comprobamos cómo han mermado otras especies como el black bass o el barbo, que son alimento para este depredador”.

Intervención de representantes de la asociación Amapila.

Intervención de representantes de la asociación Amapila. / A.J. GONZÁLEZ

Apoyo de la Universidad de Córdoba

Por su parte, la decana de la Facultad de Ciencias, Mª Paz Aguilar, ha indicado acerca de este proyecto que "la capacidad investigadora de este grupo de investigación hace prever que los resultados sean muy importantes y que tengan un gran impacto social. Es un estudio piloto, pero va a dar como resultado que nos van a poner en la vía de la concienciación de la amenaza del siluro sobre las especies autóctonas y en cómo es nuestro papel para poder controlarlo y evitar que el siluro acabe con barbos, bogas y otras especies de agua dulce.

También ha intervenido la vicerrectora de Política Científica, Mª José Polo, que ha destacado que “los resultados de este proyecto pueden servir como una experiencia para adelantarnos en otros lugares, en otras zonas donde las condiciones ambientales sean de riesgo para que proliferen esta especie u otras invasoras con consecuencias parecidas”. Polo ha incidido a su vez en que la riqueza económica y social del Bajo Guadalquivir recae en “su valor ambiental, por lo que si las características de calidad ambiental las perdemos esa economía se ve directamente afectada”.

¿Dónde se encuentra el siluro?

Es la especie de pez de agua dulce más grande de Europa, la tercera más grande del planeta y se caracteriza por ser un depredador de gran impacto, cuya distribución nativa se extiende por Alemania, Polonia, Suecia, estados bálticos, Rusia, Turquía e Irán hasta Kazajistán y Uzbekistán. Sin embargo, su radio de acción es ya mucho mayor debido a su introducción en diversos países, con las consecuencias negativas para los ecosistemas que lleva asociadas.

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Claves científicas del proyecto

En una primera fase, para conocer la distribución actualizada y los patrones de dispersión, el equipo ha usado el ADN ambiental como indicador de la presencia de estas poblaciones. Este método no invasivo busca el material genético que liberan los organismos al medio,utilizando diferentes técnicas como PCR o Metabarcoding. “Estas muestras están ya bajo análisis y sus resultados se conocerán pronto” ha adelantado Fernández en la presentación.

Otra vía de localización de la especie es por medio de prospecciones hidroacústicas, utilizando una especie de radar submarino (ecosonda) que rastrea la zona donde la especie ha sido ya localizada y la amplia a otras zonas dentro del área del Bajo Guadalquivir.

La información previa servirá para desarrollar la tercera fase del proyecto que será la búsqueda in situ, con los artes de pesca apropiados, de ejemplares de siluro. Los individuos capturados servirán para estudiar la dieta de la especie a través de la metabolómica, que localiza las proteínas aportadas a los siluros por las distintas especies consumidas. “Con el estudio de las proteínas que estructuran la musculatura del siluro tendremos información para conocer su dieta”.

La concienciación de la ciudadanía y la difusión del estudio y resultados son también determinantes para este consorcio que ha presentado también la campaña #StopSiluro con la web www.stopsiluro.es y una serie de talleres que se desarrollarán “con el objetivo de interaccionar directamente con colectivos sociales en zonas donde puede afectar la especie como Isla Mayor, Trebujena o Lebrija, en esas poblaciones donde se está en contacto directo con la especie” adelanta Fernández.

Y es que, además, especies en un delicado estado de conservación, como la anguila europea, declarada en peligro crítico de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y protegida en todo el territorio de la UE, podrían verse seriamente afectadas. La transmisión de patógenos o la alteración de la estructura de las cadenas tróficas podrían ser otros efectos perniciosos para el ecosistema de la zona.

El proyecto finalizará con la presentación de un plan de manejo y control del siluro en el Bajo Guadalquivir, donde se pretenderá utilizar las debilidades de su ciclo biológico para mantener en niveles mínimos los efectivos de la población, de manera tal que sus efectos nocivos se reduzcan al máximo.