El futuro del campo

Un experto pide en Córdoba un acuerdo entre ecologistas y agricultores: "Si no lo hay, vamos mal"

El ingeniero agrónomo de la Etsiam Pablo Lara explica un cambio de modelo agrario fomentado por grupos de presión centroeuropeos

Participantes en la jornada organizada por Cesur, con Pablo Lara primero por la izquierda.

Participantes en la jornada organizada por Cesur, con Pablo Lara primero por la izquierda. / Alex Gallegos

Rafael Verdú

Rafael Verdú

Hubo un tiempo en el que nadie dudaba de que todo lo “verde”, la agricultura sostenible, procedía del campo. Frutas, verduras, hortalizas, cereales y sus derivados, aceite de oliva y hasta la carne que se producían de manera respetuosa con el medio ambiente venían directamente de los cultivos y granjas. Ahora hay quien piensa, y no son pocos, que lo importante no es tanto el origen de todos esos productos de alta calidad, sino su destino. El concepto de lo “verde” se ha trasladado desde el campo a la mesa. Y eso tiene profundas implicaciones.

Esa ha sido una de las ideas que ha trasladado el doctor ingeniero agrónomo Pablo Lara, de la Etsiam de Córdoba, que ha ofrecido una ponencia sobre la situación actual del mundo agrario en Andalucía y Extremadura promovida por el holding empresarial Cesur, que aglutina a más de 200 operadores en la zona meridional de España.

La agroecología es un movimiento que va mucho más allá de la producción agraria. Incluye también “mucho activismo y un estilo de vida”, en palabras del profesor. Y la UE “lo ha hecho suyo” trasladando ese nuevo modelo a la realidad mediante la reforma de la PAC, una propuesta que ha soliviantado a los agricultores y ganaderos de todo el país, como lo han demostrado esta misma mañana en una manifestación frente a los ministros de Agricultura de la UE reunidos en Córdoba.

Menos ayudas para agricultores

Puede parecer que conseguir que lo “verde” esté presente en el plato además de en el campo no tiene mayor trascendencia. Al fin y al cabo, todo lo que se produce en las explotaciones agrarias se come de un modo u otro. Pero no es así. “Van todos a una. Le quitan el nombre de Política Agraria y la llaman alimentaria para que sea un concepto mucho más amplio”, en palabras de Lara. La consecuencia de una política semejante es que la agricultura y la ganadería pasan a ser objetos subsidiarios. Ya no son lo importante, o no lo más importante, cuando hablamos de agroecología.

El profesor de la Etsiam pone un ejemplo claro de cómo la reforma de la PAC, tal como se plantea ahora mismo, afectará a los agricultores y ganaderos: “Quieren que las ayudas no vayan a los productores, sino a iniciativas sociales como los huertos urbanos que promueven esos sistemas alimentarios sostenibles”. En resumen, “quieren que la política agraria sea solo una pata de la política alimentaria global”.

Quienes fomentan esta nueva reforma agraria no son los productores, sino lobbys y grupos de presión, generalmente centroeuropeos, que pertenecen al activismo político que comenta Lara. El experto pone como ejemplo de ello una oenegé llamada IPES Food, el Panel de Expertos de Sistemas Alimentarios Sostenibles, que publicó un trabajo en el que defendía la llamada “Política Alementaria Común de la UE” para sustituir a la PAC. La organización ha conseguido hacerse pasar por una entidad gubernamental, cuando en realidad es una ONG como cualquier otra.

Un entendimiento

Ante un panorama de incertidumbre para el futuro del campo andaluz y cordobés, el profesor Lara aboga por un entendimiento entre productores y ecologistas. Los primeros dicen que sin agricultores no hay alimentos; los segundos piensan que sin naturaleza no hay alimentos. “Tienen que ponerse de acuerdo de alguna forma, porque las dos cosas son verdad”, apunta.

Y aunque parezca mentira, también ambas posturas, la de los ecologistas y los agricultores y ganaderos, son “falsas”. El experto explica que hoy en día se pueden hacer cultivos prácticamente sin recursos naturales, mediante el uso de tecnologías avanzadas, lo que echa por tierra las tesis de los ecologistas. Al mismo tiempo, la robotización y mecanización hacen que cada vez que se necesiten menos agricultores en el campo. “La idea es que se pongan de acuerdo las dos visiones, porque si no vamos mal”, concluye Lara.