Reportaje
Miedo en la retina de los empresarios de Chinales un día después del incendio
Empresarios y trabajadores del polígono comentan lo ocurrido el domingo y especulan sobre cómo pudo producirse el incendio, aunque la mayoría se consuelan porque no haya ido a más
El humo, las llamas, la explicación y las posibles teorías han sido este lunes la comidilla de los trabajadores y empresarios del Polígono de Chinales que por un momento, durante la tarde de este domingo, vieron peligrar sus naves y puestos de trabajo durante el incendio ocurrido en las inmediaciones.
Muchos de los empleados de los negocios cercanos al asentamiento chabolista de Calmante Vitaminado de la nave de la antigua Pérez Giménez vivieron el incendio desde la trinchera. La noticia llegó rápidamente a sus oídos y muchos propietarios no tardaron en dirigirse al polígono para comprobar que todo estuviera en orden. Otros tantos trabajadores apuntan que no se encontraban trabajando y que no lo vivieron, que se encontraban en casa o fuera. Todos coinciden en que "ha quedado en nada para lo que podría haber pasado".
"Hemos sufrido miedo, han peligrado nuestros puestos de trabajo, solo de esta empresa viven 25 familias de Córdoba", explica con indignación Enrique Sanchez, uno de los socios de la empresa familiar Suministros Eléctricos Cordobeses SA (Secorsa), quien explica que "tenemos cables, material eléctrico y en frente una empresa de pintura con disolventes y componentes" lo que aumenta la peligrosidad, a su parecer, por los componentes del material.
Varios trabajadores de esta empresa consideran que lo ocurrido es "una verguenza" porque -dicen- "ese terreno lleva así más de una década y es muy sospechoso". Así, achacan parte de culpa al responsable del terreno abandonado por no adecentarlo. También culpan a las condiciones del asentamiento y al Ayuntamiento de Córdoba y la Policía Local "que permite que esté así". Aseveran que en Calmante Vitaminado "se acumula basura", lo que consideran que pudo avivar las llamas.
Daños puntuales en los negocios
Francisco Guillaume, propietario del Bar Casa Paco, también cercano a la zona, no tardó en correr a su negocio cuando le llegó la noticia. "No nos dejaron pasar, nos agruparon a un lado a todos". El hostelero confesó que llegó preocupado "por lo que se podría haber formado, pensamos que nos llegaban las llamas". De hecho, algo sí se acercaron pues restos del fuego llegaron hasta el toldo de su terraza sin causar daños mayores.
Los dueños de Secorsa también se dirigieron en cuanto pudieron al interior de la nave para comprobar daños. En el interior de la misma no lamentaron desperfectos aunque el fuego sí ha afectado al tejado por restos que salieron ardiendo y suciedad. Desde la empresa aseguran que tejados de más naves también tienen daños similares.
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