Hasta el arcoíris en las manos: El boom de los negocios de manicura

En toda ciudad medianamente cosmopolita -incluso de tamaño también mediano, en el caso de Córdoba- es cada vez más habitual tropezarse con un negocio de manicura y pedicura: un cartel luminoso con un nombre como 'Coco' o 'Beauty’, seguido siempre de 'Nails' (uña en inglés). Llevar adornos o colores distintivos en los dedos no es nada nuevo. Su origen se remonta incluso al antiguo Egipto y significaba abundancia, poder, estatus. Hoy los artistas y famosos, sustitutos contemporáneos de los dioses, han influido, a través de las redes sociales , en la moda de embellecer los dedos.

Así lo perciben en D-Uñas Córdoba, sede local de una franquicia internacional donde han notado "un incremento bastante alto de negocios de manicura, sobre todo tras la pandemia", explica la encargada, Rocío Sánchez. "Los artistas siempre han sido una referencia muy clara para nuestra clientela, sobre todo Rosalía", añade. Hay quienes llevan más de ocho años confiando en este negocio para lucir manos. "Sobre todo, vienen con un diseño ya pensado y que han visto a través de las redes sociales", aclara. Lo más demandado es el esmaltado permanente o semipermanente; es decir, una manicura sobre las uñas que semantiene en perfecto estado de dos a tres semanas, con un precio de 19,90. Pero lo más caro en este tipo de negocios suele ser el servicio de uñas esculpidas en acrílico, una pasta moldeable colocada sobre las uñas, para alargarlas, y que permite limarlas al gusto tras el secado. Cuesta 45,90 euros y suele ser una buena opción para quienes se muerden los dedos. Además, se lleva la técnica de express gel o soft gel, unas uñas que se pegan directamente a las del cliente, antes de esmaltar. Estas valen 35,90 euros. Eso sin contar con el servicio de retirado y reposición, que va de los 3 a los 27,90 euros.

Más que un trabajo, un arte

Pero lo que más encarece el servicio es el dibujo a mano alzada en las uñas. Dependiendo de la cantidad y la complejidad de los diseños, el precio puede subir hasta 10 euros desde el precio original. La tarifa se entiende si se percibe este trabajo como lo que es para los especialistas, un arte. Sandra María Vilches o Marvip Nails, su nombre artístico, decidió hace meses cerrar una agenda concreta de clientela, por el exceso de demanda. Ahora trabaja junto a Sandra Fernández (Hooka Nails) y Gloria Otero (Yoyakoi Nails) en un mismo negocio, Kahos, situado en el Vial. "Ya no es solo un trabajo artístico, sino también psicológico porque la gente viene a charlar o desahogarse; yo tengo amigas de hace años que conocí por ser mis clientas", cuenta Sandra, quien también ofrece servicio de tatuajes. "A nosotras nos ha ido muy bien el negocio desde que nos mudamos y creo que tanta demanda se debe a la influencia de las redes sociales y al hecho de que ya todo el mundo quiera llevar las uñas cuidadas", añade.

Algunos centros se asocian y ofrecen más servicios de estética, como tatuajes o masajes faciales

Por el local pasan cada vez más chicos aunque, eso sí, "ellos se atreven menos y casi siempre optan por dibujos sencillos o las uñas en color mate". Para otros, "incluso vienen personas que no son nada femeninas, no tiene nada que ver", incide la esteticista, atraer las miradas hacia sus dedos casi resulta obsesivo. Serpientes reptando del dedo gordo al meñique, planetas y aliens, personajes de anime, princesas, flores o hasta un brillante arcoíris. La cuestión es encontrar un motivo más de autoexpresión. 

Suscríbete para seguir leyendo