ENTREVISTA | Sara Pasadas del Amo Socióloga en el IESA-CSIC y experta en encuestas de opinión

«Que veamos a la primera presidenta del Gobierno es cuestión de tiempo»

La socióloga del IESA-CSIC Sara Pasadas del Amo, en la plaza La Corredera, antes de la entrevista.

La socióloga del IESA-CSIC Sara Pasadas del Amo, en la plaza La Corredera, antes de la entrevista. / A.J. GONZÁLEZ

M.J. Raya

M.J. Raya

Sara Pasadas del Amo (Granada, 1973), socióloga en el IESA-CSIC en Córdoba y experta en encuestas de opinión, analiza para Diario CÓRDOBA el escenario anterior y posterior a las recientes elecciones generales del 23 de julio.

¿Cómo valora la participación de los españoles en las elecciones generales, teniendo en cuenta que tuvieron lugar un 23 de julio, con aviso naranja de la Aemet en el caso de Córdoba?

Mi valoración de la participación electoral el pasado domingo es muy positiva. Más de un 70% de la población ejerció su derecho al voto. Algo más de un punto por debajo de las elecciones de abril 2019, pero muy por encima del resto de las celebradas desde 2008. Los españoles se movilizaron, a pesar del verano y de la cercanía respecto a las pasadas elecciones municipales. El voto por correo, que ha batido todos los récords con cerca de 2,5 millones de papeletas admitidas, ha sido la herramienta principal para contrarrestar los obstáculos que la convocatoria en período vacacional suponía para la participación.

Tanto antes de las elecciones como después se ha debatido mucho sobre si las encuestas han fallado, dándole más ventaja al PP de la que luego ha sido, aunque realmente las últimas encuestas que se hicieron ya redujeron esa ventaja. Como especialista, ¿qué valor entiende que aporta una encuesta? ¿Estima que es siempre reflejo de la realidad de un momento?

Efectivamente, la mayoría de las encuestas sobrestimó el voto al PP y subestimó el del PSOE. En este sentido, podemos decir que fallaron en sus pronósticos. Pero, no debemos obviar que en general acertaron con el partido ganador y con el orden de los partidos, según el número de votos. Esta información la damos por garantizada. Sin embargo, es un dato que no podríamos conocer de ninguna manera de no existir las encuestas. A día de hoy la encuesta sigue siendo la técnica que mejor nos permite aproximarnos a las preferencias de voto de la ciudadanía en un momento determinado. Y se ha vuelto a producir en esta ocasión lo que venimos denunciando desde hace años, que las preferencias de voto continúan cambiando hasta el momento en que se abren las urnas y que no tiene ningún sentido hacer fundido a negro (por la prohibición de la Loreg -Ley Orgánica del Régimen Electoral General- de publicar resultados de encuestas) en los cinco días previos a la elección. Sobre todo, porque produce desinformación para la ciudadanía, pero no para los partidos y los medios de comunicación, que siguen disponiendo de esta información y utilizándola para conformar sus mensajes de campaña. Es imprescindible levantar esta prohibición si queremos tener datos de encuesta fiables y actualizados.

¿Cómo se escoge a las personas que contestan a las encuestas?

Depende mucho del tipo de encuesta. En España la mayoría de las encuestas preelectorales son telefónicas. En estos casos, se eligen una serie de números de teléfono fijos y móviles al azar y se llama a esos números para preguntar por el voto. En otros casos, aún minoritarios en las encuestas electorales en nuestro país, la encuesta se realiza on line, invitando a responder a las preguntas a una muestra seleccionada al azar entre un conjunto de personas que previamente han dado su correo electrónico (paneles on line). La probabilidad de que te llamen para contestar a una encuesta es muy baja. Más aún si no tienes teléfono fijo, no contestas a los números desconocidos, paras poco en casa y no sueles dar tus datos de contacto electrónico.

¿Cree que los encuestados dicen siempre la verdad? ¿Hay alguna manera de controlar eso científicamente?

En general los encuestados dicen la verdad. Sólo en temas particularmente delicados o sensibles parte de las personas entrevistadas pueden optar por ocultar o cambiar su respuesta. Por mi experiencia, es más habitual lo primero, que se refugien en el «no sabe / no contesta», que lo segundo. Uno de estos temas sensibles es la intención de ir a votar. Los datos de participación casi siempre aparecen inflados en las encuestas. Por una parte, porque quien no está interesado en política no suele participar en encuestas electorales y, por otra, porque el voto aún se entiende como un deber cívico y preferimos quedar bien diciendo que votaremos, aunque luego no lo hagamos. Precisamente, este es uno de los principales problemas al que se enfrentan las encuestadoras a la hora de hacer sus estimaciones de voto. Hay maneras de controlar este tipo de respuestas científicamente, pero hasta ahora se han utilizado fundamentalmente en el ámbito académico y con carácter experimental.

En 2019, en los anteriores comicios generales, señaló que si la participación bajaba del 70% ganaría la derecha, pero al final fue superior y ganó la izquierda. ¿Esta vez ha pasado igual? ¿Qué explicación tiene?

En esta ocasión ha ganado la derecha, es verdad que con menos ventaja de la que se esperaba. En este sentido, me recuerda más a las elecciones andaluzas de 2012, en las que ganó el PP, pero sin la distancia suficiente para formar gobierno. Ha sido una elección muy competida, en la que la movilización en ambos bloques ha sido muy alta. Esa ha sido la diferencia principal respecto a elecciones anteriores como las municipales o las andaluzas de 2022, en las que el bloque de derecha ganó con una diferencia mucho mayor respeto al bloque de izquierda, que tenía a sus votantes menos movilizados.

¿Los españoles, cuando se animan a ir a votar, como ha pasado este 23J, siempre forman una mayoría de izquierdas o no es así porque en el bloque de diferentes grupos que podrían de nuevo apoyar al PSOE de Pedro Sánchez existen ideologías muy diversas?

El bloque que en este momento tiene una mayor probabilidad de formar gobierno no es propiamente un bloque de izquierdas. A los dos partidos de izquierdas que han estado en el gobierno en los últimos años se suman los que defienden el carácter plurinacional del Estado Español, que incluye a partidos que no se definen como de izquierda como el PNV. La derecha ha optado por tomar posiciones más unionistas y eso le está imposibilitando obtener el apoyo de esos partidos para acceder al gobierno.

¿Qué poder, desde su punto de vista como experta, están teniendo las redes sociales para poder poner y quitar a un presidente o a un importante cargo en la política o en otros ámbitos?

No cabe duda de que las redes sociales tienen una importante influencia en el comportamiento electoral, igual que en otros ámbitos de nuestras vidas. Experimentos hechos hace unos años en Facebook demostraron, por ejemplo, que pueden promover el voto reduciendo la abstención. Y los partidos políticos se han volcado en las redes sociales como estrategia para difundir sus mensajes electorales en campaña, unos con más éxito que otros. Se trata de un espacio nuevo para el debate y la información política, cuya característica principal es que ha democratizado la conversación. Esto tiene sus cosas buenas (mayor diversidad de opiniones, discurso público más inclusivo), pero también cosas malas, (ruido, difusión de noticias falsas, etcétera). En cualquier caso, creo que tenemos la tendencia a sobrestimar la importancia de lo más nuevo. Y, al final, la opinión pública se conforma a partir de la información obtenida de fuentes muy diversas: el entorno más cercano, los medios tradicionales y las redes sociales, que son un elemento más en el conjunto.

¿Se echa en falta en la política española y en otras instituciones que hubiera alguna mujer al frente, pues en España aún no se ha dado el caso de tener una presidenta del Gobierno central?

Cierto, hasta ahora nos hemos quedado en las vicepresidencias. Hemos avanzado mucho en este ámbito desde la Ley Orgánica 3/2007 para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres y creo que es cuestión de tiempo que veamos a la primera presidenta del Gobierno de España.

Sara Pasadas del Amo.

Sara Pasadas del Amo. / A.J. GONZÁLEZ

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¿La democracia se hace valer cuando en un mismo pueblo, por ejemplo, Fernán Núñez, en las elecciones andaluzas de 2022 gana el PP; en las municipales de 2023 queda primero Sumar; y en las recientes generales del 23J el PSOE lidera los votos?

Rotundamente, sí. Y es un buen ejemplo de cómo está cambiando el electorado que, ante una oferta más amplia de partidos se decide por uno u otro, en función de sus intereses en cada momento. Una posible explicación de esta diferencia en votaciones tan cercanas entre sí en un municipio en el que siempre ha gobernado la izquierda (IU en 9 de las 12 legislaturas), es que los electores apoyaron en las elecciones andaluzas y las generales a quien consideraban que tenía más probabilidad de contener a VOX. Es solo una hipótesis que habría que confirmar con estudios postelectorales, pero que indica que votar a partidos distintos en diferentes elecciones no tiene por qué ser incoherente. De hecho, este tipo de voto dual lo han tenido los electores del País Vasco y Cataluña desde hace tiempo.

¿Qué preocupaciones observáis los sociólogos en la población en la actualidad y cuáles eran los intereses durante la pandemia?

Tradicionalmente, las principales preocupaciones de la ciudadanía española han estado relacionadas con el mercado de trabajo (el paro) y los problemas de índole económica. A partir de 2008-2009, coincidiendo con la gran crisis, empieza a aumentar la desafección política, subiendo el porcentaje de personas que mencionan la política, los políticos y los partidos como el principal problema del país, hasta superar el 50% a comienzos de 2020. Con la pandemia, el coronavirus y los problemas de salud relacionados pasan a ser el problema más citado, pero un año después, en marzo del 2021, son los problemas laborales y económicos los que vuelven a estar a la cabeza de las preocupaciones, junto con el coronavirus. En marzo de 2023, el coronavirus ya no aparece en la lista de problemas y volvemos a la política y los políticos y el paro y otros problemas de índole económica como las cuestiones que más preocupan a la ciudadanía española.

¿El cambio climático, el medio ambiente y la lucha por la igualdad aparecen en esos intereses?

El medio ambiente en general, y el cambio climático más concretamente, son muy poco mencionados en la lista de los problemas más importantes para la ciudadanía española. Esto no significa que no sea un problema que genera preocupación, sino que no está entre los tres problemas que más preocupan. Cuando se pregunta directamente por el tema, en torno a 8 de cada 10 se muestran muy o bastante preocupados por el cambio climático (datos del CIS de 2022). Asimismo, son pocos quienes tienen dudas al respecto. El 96% de la ciudadanía española cree que el clima está cambiando y que la causa de este cambio es la acción del ser humano, al menos parcialmente. Y el 88% cree que el impacto de este cambio será negativo. Son datos de la ola de 2016-2017 de la Encuesta Social Europea referidos a España.

¿Opina que la sociedad andaluza apuesta por ella o se sigue minusvalorando? ¿Cree que pervive el estereotipo del andaluz o o andaluza sin estudios que sigue apareciendo en series o publicidad?

No tengo datos sobre esto, pero sí parece que hay un cierto aumento de reivindicación de lo andaluz en la música y la cultura, que ha tratado de recoger partidos como Adelante Andalucía o Por Andalucía en las últimas elecciones regionales de 2022.

¿Puede la inteligencia artificial (IA) estar influyendo en la sociedad actual, teniendo en cuenta que se está usando para hacer circular noticias y discursos falsos? ¿La IA puede aportar algún valor positivo a la Sociología?

Las aplicaciones de IA de uso generalista son muy recientes. ChatGpT se lanzó a finales de noviembre pasado. Su uso ha crecido exponencialmente y todo apunta a que estamos ante una revolución similar a la que produjo el acceso a internet en los años 90 del siglo pasado. Pero es pronto para analizar cuál va a ser su impacto. Como internet o las redes sociales, depende del uso que hagamos de la herramienta el que sean más las consecuencias positivas que las negativas. En todo caso, los riesgos que conllevan estas tecnologías es un análisis que hay que hacer si queremos mitigar las consecuencias negativas, maximizando sus ventajas en muchos ámbitos, incluida la Sociología.

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