AUMENTAN TAMBIÉN LAS PRÁCTICAS DE RIESGO ENTRE LOS JÓVENES

Alertan de la escalada en conductas sexuales agresivas entre los menores en Córdoba

El acceso prematuro al porno y la falta de educación sexual disparan los casos / Recomiendan abordar el tema con los hijos y acompañarles en la iniciación tecnológica

Un niño mirando el móvil en su cama.

Un niño mirando el móvil en su cama. / L.O.

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

Hablar de sexo sano con los hijos y acompañarles en su aterrizaje en las nuevas tecnologías. Esa es la principal herramienta de prevención y a la vez la carencia más importante en la educación de los menores del siglo XXI que, según los expertos, está provocando una escalada en Córdoba de los comportamientos sexuales agresivos y las prácticas de riesgo no solo en los jóvenes y adolescentes sino en los menores. Advierte de ello Maika Muela, la psicóloga de la asociación Hogar Mariposas, que este curso, a petición del área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Córdoba, está desarrollando un programa de talleres enfocados a combatir esta realidad creciente. «Hasta ahora, las charlas iban enfocadas a prevenir las adicción, pero este año, ante el importante auge de estos comportamientos en niños de 10 a 12 años, hemos introducido esta temática, que tiene su raíz en el consumo abusivo y descontrolado de aplicaciones de contenido sexual agresivo por chavales cada vez de menor edad». 

Maika Muela, Nuria Lucas y Ana Nicolau, psicóloga, educadora social y trabajadora social de Hogar Mariposas.

Maika Muela, Nuria Lucas y Ana Nicolau, psicóloga, educadora social y trabajadora social de Hogar Mariposas. / CÓRDOBA

Según Muela, que trabaja en el Hogar Mariposas junto a una trabajadora social, una educadora, una socióloga y una integradora social, «el problema no es el visionado de pornografía, algo que es natural a determinadas edades, sino cómo esa relación entre sexualidad, agresividad y redes sociales se está extrapolando a la vida cotidiana, con conductas violentas en el ámbito sexual que se están normalizando y que se graban para su difusión», explica. Asegura que están detectando casos de «niños involucrados en relaciones de sodomización en las que se les fuerza como algo normal» y que, «al producirse a edades tempranas, se salen del ámbito legal punible».

A la psicóloga, más que el acceso fácil al porno a través de internet, le preocupa que «se accede a edades cada vez más tempranas y sin una educación sexual previa, sin que exista un conocimiento que permita a esos menores distinguir lo que es ficción y realidad y lo que es una práctica sexual sana y lo que no». En su opinión, «el porno no puede ser el paradigma de la educación sexual», por lo que se muestra muy partidaria de «ofrecer una formación e información previa, una educación muy temprana tanto en las escuelas como en las familias para prevenir este tipo de conductas que estamos viendo que van a más».

Juan Jesús Alcántara es el oficial coordinador de los agentes tutores de la Policía Local en Córdoba, la unidad encargada de impartir charlas en los centros educativos sobre violencia de género, igualdad, delitos de odio y riesgos en el acceso a las nuevas tecnologías. Según su experiencia, «cada vez recibimos más peticiones de colegios e institutos ante conductas disruptivas entre el alumnado adolescente por conflictos que en muchos casos tienen connotaciones sexuales, desde tocamientos a agresiones, en las que las redes sociales actúan como elemento de chantaje entre ellos».

Según Alcántara, "las tecnologías de la información usadas por preadolescentes sin previa formación y sensibilización en valores ni un implicado acompañamiento de los progenitores es una fuente de riesgos. En menores tan poco acostumbrados a recibir negativas o tener límites y obtener lo que desean con prontitud, estamos viendo verdaderos conflictos intrafamiliares y entre iguales". En este sentido, añade, los padres estarían haciendo dejación de funciones, al pretender que sean los niños quienes utilicen una herramienta sin haber sido formados para hacerlo correctamente. Sería como dar a un niño una navaja y esperar que la use sin hacerse o hacer daño a otros.

Charla en un centro educativo de los agentes tutores de la Policía Local.

Charla en un centro educativo de los agentes tutores de la Policía Local. / CÓRDOBA

Según los estudios más recientes, los niños en España empiezan a pedir el primer móvil a los 9 años y lo reciben a los 11 de media. Si esto es así, según los expertos, a esa edad deben conocer los riesgos que implica navegar solos por internet, qué cosas son delitos potenciales, qué contenidos no son recomendables y qué consecuencias puede tener realizar según qué conductas. Alcántara coincide en que «estamos viendo agresiones sexuales a edades ininputables, algo que hace unos años era inimaginable y que tiene que ver con ese uso incontrolado de los dispositivos. «Muchos niños se están intercambiando fotos de contenido sexual sin ser conscientes de lo que esto implica», advierte, «hacerse una foto no es un delito, pero si envías la foto de alguien a un tercero, eso es una conducta delictiva y para los menores supone solo un juego que en muchos casos acaba en episodios de ansiedad, depresión, fracaso escolar y conductas suicidas». 

Para Alcántara, igual que para Muela, si un menor llega a este tipo de conducta «es porque algo ha fallado previamente en la educación». Para el agente tutor, «hay que educar en la empatía desde pequeños y estar muy pendientes, hablar mucho con ellos sobre lo que ven en internet, evitar que pasen demasiado tiempo conectados, sin que se sientan censurados, y ofrecerles consejo y ayuda ante cualquier duda que se les plantee». En cuanto al abuso de las tecnologías, el agente tutor explica cómo hay niños que se duermen en clase porque «se pasan las noches enteras jugando con gente de otros países sin que los padres se enteren porque piensan que si está en su habitación está seguro». En su opinión, «no se trata de demonizar las pantallas, que son una fuente base de la relación social en la actualidad, sino de acompañarles, implicarse y preocuparse y dar ejemplo en casa».

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