ENTREVISTA | Manuel Tena Sempere Catedrático de Fisiología de la UCO e investigador principal del Imibic

«Córdoba tiene un muy notable potencial humano en investigación»

"Las dificultades de un médico en su quehacer diario no favorecen que pueda investigar", afirma

El catedrático de Fisiología de la UCO e investigador principal de un grupo del Imibic, Manuel Tena Sempere.

El catedrático de Fisiología de la UCO e investigador principal de un grupo del Imibic, Manuel Tena Sempere. / A.J. GONZÁLEZ

M.J. Raya

M.J. Raya

La Sociedad Europea de Endocrinología ha reconocido recientemente al catedrático de Fisiología de la Universidad de Córdoba Manuel Tena Sempere con el premio internacional Geoffrey Harris 2023. Es el premio más prestigioso de dicha entidad, que reconoce a nivel mundial a investigadores de prestigio en Neuroendocrinología, rama de la fisiología que analiza las interacciones entre los sistemas nervioso y endocrino y estudia cómo el cerebro regula la actividad hormonal. Tena ha sido el primer español en recibir este galardón, tras haberse concedido en 21 ocasiones anteriores. Manuel Tena es también investigador principal del grupo Regulación hormonal del balance energético, la pubertad y la reproducción en el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic). Este cordobés ya recibió el mismo galardón, pero en su categoría junior, en 2011. Desde que fue merecedor del Premio Extraordinario de Doctorado en 1996 este científico acumula más de una decena de galardones de máximo nivel.

¿Cómo valora la concesión del premio Geoffrey Harris?

Supone una gran satisfacción y responsabilidad porque los premiados previos son investigadores de muy alto nivel en Neuroendocrinología. Entiendo este galardón como un reconocimiento a la trayectoria y solidez del grupo que coordino, el cual ha realizado avances gracias al esfuerzo colectivo.

¿Por qué le atrae tanto la investigación y qué cree que ha podido aportar a la Medicina en sus más de 30 años de trayectoria?

Me considero afortunado de trabajar en lo que me gusta. Soy médico de vocación y formación y me atrae conocer las bases de cómo funciona el cuerpo humano en relación con las enfermedades. Además de profesor universitario, soy investigador, lo que implica que siempre hay retos que alcanzar. Tuve la suerte de iniciarme en Neuroendocrinología con el fallecido doctor Enrique Aguilar Benítez de Lugo. En cuanto a los avances que hasta el momento ha podido alcanzar el grupo de investigación que coordino, gracias al trabajo conjunto, tratamos de conocer mejor la interacción entre los mecanismos de la función corporal, en el que intervienen el peso y otros parámetros, y cómo el cerebro controla la función reproductora, así como la relación entre Neuroendocrinología y pubertad. Trasladar el conocimiento básico, que es fundamental, a situaciones más relacionadas con la enfermedad para contribuir a un mejor tratamiento y diagnóstico.

¿Se está recuperando el talento investigador con mejores becas y contratos?

Existen programas que están ayudando en cierto modo a consolidar el talento. Sin embargo, esta consolidación se está produciendo a una edad mucho más tardía que hace una o dos décadas, de forma que un investigador de media logra una estabilidad cuando tiene unos 40 años, un periodo un poco tardío. Además de dar pasos para favorecer la atracción del talento, sería necesario hacerlo de forma más dinámica para que un investigador no se encuentre en situación provisional con una edad superior a los 40 o cercana a los 50.

Como investigador principal del Imibic y exsubdirector científico de la institución, ¿qué le parece la evolución que ha tenido hasta el momento el instituto?

Su evolución desde su puesta en marcha en 2008 ha sido muy positiva y el crecimiento, muy llamativo. El Imibic se generó sobre una situación existente a inicios del año 2000, pero es innegable que en investigación básica, traslacional y clínica se están logrando cotas que hace años a lo mejor no eran imaginables. El equipo actual lo está haciendo muy bien.

En el ámbito asistencial hay un gran déficit de médicos. ¿En el ámbito investigador también?

El perfil de médico investigador sin asistencia prácticamente ya no existe. La disciplina médica básica la llevan a cabo también profesionales afines, biólogos, bioquímicos, entre otros. Lo que es importante es que esos profesionales afines se formen en el ámbito biomédico. No veo tan importante que deban contar con el grado de Medicina, pero sí con la especialización. En ese sentido, creo que en la Universidad de Córdoba se cuenta con una buena cantera de este tipo de profesionales a los que hay que apoyar para que se queden o para que retornen si están fuera, a la vez que captar a los mejores de otros centros. Lo que sí faltan son investigadores médicos clínicos, pues hay vocación y perfiles muy buenos, pero las dificultades con las que se encuentra un médico en su quehacer diario no favorecen que se pueda dedicar a la investigación.

Entre los temas que investiga su grupo desde hace años está el de la pubertad adelantada asociada al sobrepeso. ¿Qué conclusiones principales se han alcanzado?

La edad del inicio de la pubertad está cambiando a nivel mundial. Intentamos comprender los mecanismos por los que esto se puede producir, mecanismos que implican al cerebro y al sistema hormonal. Empleamos modelos de simulación de la obesidad, que nos han permitido demostrar que situaciones de obesidad de inicio temprano suprimen de forma prematura la actividad Sirt1 en las neuronas que producen kisspeptinas, lo cual conduce a una pubertad adelantada, fenómeno que se asocia al sobrepeso infantil. Estamos tratando de caracterizar con mayor grado de profundidad qué mecanismos influyen en la pubertad y operan en la edad de la pubertad. En esta línea, estamos desarrollando estudios en paralelo con otros grupos de investigación que analizan otros marcadores.

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) acaban de relacionar la pubertad adelantada con el uso de pesticidas.

La obesidad infantil no es el único factor que se asocia al adelanto de la pubertad. También hay una serie de evidencias, como refleja este estudio de la Universidad de Granada, que determinan la influencia de sustancias que hay en el entorno, como los pesticidas u otros disruptores endocrinos que se hallan en determinados alimentos.

¿Qué avances en investigación están logrando sobre el síndrome del ovario poliquístico?

Se trata de un síndrome que afecta a una de cada diez mujeres y causa alteraciones reproductivas y metabólicas. Por una parte, tratamos de avanzar en por qué se producen esas alteraciones que conducen al ovario poliquístico y, a partir de ahí, identificar nuevos marcadores de este síndrome para diferenciar el ovario poliquístico en mujeres con y sin obesidad para tratar mejor las alteraciones asociadas al síndrome, que a su vez se vincula a la infertilidad.

Y, sobre su investigación en hipogonadismo (afección de la hormona sexual) ¿qué puede avanzar?

El hipogonadismo asociado a obesidad se manifiesta sobre todo en el sexo masculino. Realizamos estudios básicos y aplicados, como caracterizar mecanismos por los que se produce el hipogonadismo y definir nuevos marcadores y nuevas opciones terapéuticas.

En el terreno de la investigación, ¿qué le falta a Córdoba?

En general, Córdoba tiene un muy notable potencial humano en investigación. El apoyo institucional constituye un caldo de cultivo muy adecuado. Sin embargo, Córdoba es una ciudad con sus limitaciones, ya que la capacidad de su talento está condicionada, pues no es solo lo que le pueda ofrecer una institución, sino el entorno global y, en ese sentido, no se puede comparar con Madrid, Barcelona o Málaga, ya que por su tamaño los recursos no pueden ser tan potentes. A nivel internacional Córdoba tiene sus limitaciones, pero en términos relativos salimos bien parados y se están haciendo bien las cosas en investigación.

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