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La UCI del Hospital Reina Sofía, un servicio que salva vidasA.J.González

La UCI del Hospital Reina Sofía, un servicio que salva vidasA.J.González

REPORTAJE

Las vidas que renacen en la UCI

Los hospitales de Córdoba asisten a más de tres mil pacientes en estado crítico cada año. Cuatro enfermos relatan su experiencia

En las ucisde los hospitales cordobeses ingresan cada año más de 3.000 pacientes, sumando todos los centros que cuentan con estas unidades en el sistema público y privado. El centro que más cantidad de pacientes atiende es el hospital Reina Sofía, cuya uci cuenta con 40 puestos, ampliables según la necesidad. Esta unidad registra una media de 1.800 hospitalizaciones cada año, con un índice de supervivencia media del 86%, señala la especialista en Medicina Intensiva del Reina Sofía Cristina López. 

«La supervivencia de nuestros pacientes en uci ha aumentado gracias al gran desarrollo tecnológico en el diagnóstico de la enfermedad, a la aparición de nuevos fármacos, a la lucha contra los gérmenes multirresistentes, y a la atención especializada y humanizada centrada en el paciente», expone la jefa de la UCI del hospital QuirónSalud Córdoba, Isabel Quero.

Los motivos que hacen necesario que un paciente sea asistido en una uci son muy diversos, accidentes, complicaciones de enfermedades, trasplantes o recuperación de operaciones. 

 El jefe del servicio de UCI y Urgencias del hospital San Juan de Dios, José Carlos Igeño, subraya que se han producido en los últimos años mejoras en los métodos diagnósticos, como la incorporación de la ecografía multimodal para el abordaje del paciente crítico, así como avances en los métodos de diagnóstico de laboratorios urgentes para valorar al paciente crítico de una forma más inmediata. Por su parte, los respiradores y la monitorización invasiva hemodinámica han experimentado grandes adelantos, lo que permite una mejor atención pulmonar y cardiovascular de los pacientes, explica Igeño. 

Atención más humana

Además, este especialista recalca que la atención a los pacientes más graves se ha beneficiado a su vez en los últimos años de los avances en la detección precoz de enfermedades potencialmente críticas y de los llamados proyectos Zero para reducir las infecciones. También hace referencia el jefe de la UCI y Urgencias de San Juan de Dios a la perfección de los tratamientos, como la hemodiálisis continua en la uci o el uso de ECMO (oxigenación por membrana extracorpórea) y a la mayor humanización en la asistencia, «que ha demostrado su influencia en el aumento de la supervivencia y de la calidad de vida tras el alta». 

Sobre el aspecto de humanización de las unidades de críticos, la supervisora de la UCI del hospital Cruz Roja, Sheila Pulgarín, precisa que «se piensa que en las uci se va a morir y es justo lo contrario. Es un paso más que debe superar el paciente en estado grave. El lado humano en la atención y la atención en positivo en la uci ha salido más a relucir con la pandemia del covid, porque la asistencia se desbordó. El objetivo es que el paciente confíe en los profesionales y entre en la uci con la sensación de que va a ganar una batalla y no a perderla». 

«En nuestra uci tratamos de dar mucho apoyo emocional. Hemos montado cines de verano, ponemos a los pacientes música que les gusta, se hacen videollamadas, para que no se aferren a lo vivido, teniendo en cuenta que es un entorno en el que hay más pacientes», manifiesta esta enfermera. 

«También hemos incorporado en nuestro hospital técnicas como la realidad virtual para relajar a los pacientes a los que, por ejemplo, hay que ponerles un catéter», valora Sheila Pulgarín.

Paseos a los enfermos

En los hospitales San Juan de Dios y Reina Sofía se realizan paseos fuera del hospital a ciertos pacientes de sus uci para que mejore su estado de ánimo. El perfil más habitual de enfermo que se beneficia del paseo es un paciente crónico, que lleva mucho tiempo ingresado y que está consciente. Para salir fuera se usa una silla o la cama de hospitalización, para que el enfermo siga monitorizado y recibiendo los cuidados que necesite, explica la intensivista del Reina Sofía Cristina López. El paseo motiva a los pacientes, mejora su estado anímico y contribuye a acelerar su recuperación, sostiene. 

La vida en las ucis, que a veces amenaza con extinguirse, renace con mucha fuerza casi siempre. En algunos casos, la recuperación es cuestión de días, pero en otros  es mucho más lenta, existiendo pacientes que no pueden pasar a planta hasta que pasan muchos meses.

José Luis Cabello

Dentro de este último grupo está José Luis Cabello, de 63 años que, como consecuencia del covid, tuvo que permanecer en la uci del hospital Reina Sofía tres meses y medio, más otro mes más en la planta. José Luis se quedó hospitalizado el 9 de diciembre del pasado año y recibió el alta a mediados de abril. José Luis, que está al frente del Jazz Café, estaba vacunado con dos dosis del covid por aquel entonces y, aunque no era enfermo de riesgo, había sufrido otros inviernos infecciones respiratorias. Al no encontrarse bien este extremeño, afincado en Córdoba, se fue a Urgencias del Reina Sofía y lo derivaron a la uci. Le diagnosticaron una neumonía bilateral y «estuve en coma inducido más muerto que vivo», asegura. «De aquella etapa recuerdo unas pesadillas muy malas. La intensivista Cristina López, dentro de la iniciativa Paseos en la uci, me sacó un día con la camilla fuera para que viera el sol porque se pasa mal estando tantos días en la uci», indica. Como secuelas de lo que tuvo que afrontar, a José Luis se le ha quedado afectada la voz, aunque parece que podría tener solución con una operación, y también «un pie lo tengo medio dormido, aunque eso no me impide andar cuando puedo 10 o 12 kilómetros. La atención de los profesionales del Reina Sofía fue increíble. Solo tengo para ellos palabras de agradecimiento», apunta.  

José Luis Cabello fue paciente de la uci del Reina Sofía.

«Estuve en coma inducido, más muerto que vivo»

José Luis Cabello . Paciente del Reina Sofía

Carmen Reina

También fue el covid el motivo por el que la cordobesa Carmen Reina, de 42 años, fue derivada a la uci del hospital San Juan de Dios. Carmen ingresó por insuficiencia respiratoria el 27 de diciembre de 2021. Esta abogada estuvo primero en la planta, pero un TAC reflejó que presentaba neumonía bilateral y fue derivada a la uci al día siguiente, al tener bajo el oxígeno. «El 31 de diciembre profesionales del hospital llamaron a mi familia porque no sabían si me quedaban horas o minutos, ya que no respondía al tratamiento, ni al respirador», relata.

«Estuve en coma inducido. De aquellos días, debido a la medicación, me queda el recuerdo de haber tenido alucinaciones, sueños que parecen realidad. Poco a poco fui reaccionando al tratamiento y respirando sin el respirador. Era la única paciente de la uci de San Juan de Dios que entonces tenía covid y como di positivo durante 15 días mis familiares no podían acercarse», expresa. 

Carmen Reina estuvo en la uci de San Juan de Dios.

«Estando intubada era ya consciente de que no podía moverme. Cuando me encontré algo mejor tuve que aprender otra vez a andar, con la ayuda de un fisioterapeuta que me atendía allí en el hospital, porque no tenía fuerza ninguna. Tras el alta estuve mes y medio en rehabilitación y cuatro meses de baja, pero pude salir sin oxígeno del hospital. Aunque ahora ciertos esfuerzos hacen que me canse», añade. 

Leandro León

El ingreso en la uci del hospital Cruz Roja en noviembre del año pasado del cordobés Leandro León, de 74 años, fue inesperado porque su hospitalización inicial en octubre fue porque tenía era un cálculo (piedra) en el conducto biliar. «Parte de esa piedra se desvió al páncreas y le generó a mi padre una pancreatitis. Mi padre tuvo que estar varios días en la uci porque estaba presentando un fallo multiorgánico», expone María Teresa, hija de este paciente. 

«El antibiótico para la pancreatitis dejó de hacerle efecto y una infección le generó a mi padre una bolsa de pus en el páncreas. Lo bajaron otra vez a la uci porque se le subió la tensión y tenía descontrolada la arritmia. Con una punción iban a tratar de eliminarle la infección. La operación que le practicó el cirujano Francisco Sánchez de Puerta fue muy bien, pero dos días después de la intervención mi padre se infectó con dos bacterias, que le afectaron a los pulmones. Intentaban intubarlo, porque había perdido la capacidad pulmonar, y tuvieron que probar tres veces», resalta. Tras varios antibióticos, Leandro logró remontar. En total, pasó 73 días en el hospital, de los que mayor parte del tiempo en la uci. 

Leandro León, paciente de la uci del hospital Cruz Roja, celebrando un año de recuperación, con su familia.

«Mis padres viven cerca del hospital Cruz Roja desde hace 35 años y para nosotros este centro es nuestro amigo y le estaremos eternamente agradecidos. Estando mi padre ingresado cogimos el covid mi madre, mi hermana y yo y solo podíamos verlo por videollamada, pero hasta dos veces al día contactábamos con él», recalca. 

Carlos Toscano

La vida del cordobés Carlos Toscano, de 43 años, ha experimentado muchos cambios desde que el 12 de febrero de 2019 sufriera un accidente de coche cuando iba a trabajar desde Córdoba a Écija. Este policía nacional fue trasladado al hospital Reina Sofía, centro en el que permaneció casi dos meses, entre la uci y planta, ya que no recibió el alta hasta el 7 de abril. 

«Tras lo pasado aprecio la vida mucho más»

Carlos Toscano . Atendido en la UCI de Quirón

Como consecuencia del siniestro que sufrió a Carlos le quedó una fractura en la cabeza del fémur, que requirió que recibiera una prótesis, y varias fracturas de las costillas del lado derecho, así como laceración hepática. En el Reina Sofía le operaron en dos ocasiones por la laceración hepática y recibió el alta a la espera de las actuaciones que necesitaba de traumatología. Pero cuatro días después empezó a notar mucho malestar respiratorio, así que se fue a Urgencias del hospital San Juan de Dios, al pertenecer a Muface, y de allí lo trasladaron al hospital QuirónSalud. Carlos no fue consciente de esa derivación porque en San Juan de Dios perdió el conocimiento por un fallo respiratorio que había estado a punto de costarle la vida. «Cuando me desperté estaba en Quirón enganchado a un montón de máquinas. Me di cuenta de que no podía hablar porque me habían hecho una traqueotomía y me contaron que había estado en coma inducido 13 días», cuenta. En Quirón estuvo ingresado hasta el 4 de mayo.

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Carlos Toscano: una vida que renació en la uciManuel Murillo

«En el hospital Quirón me tuvieron que hacer una operación de urgencia porque presentaba una insuficiencia respiratoria y mis pulmones funcionaban al 10%. En un pulmón tenía neumonía y en el otro una infección. Le dijeron a mi familia que tenía pocas posibilidades de salir adelante. Durante una semana estuve muy mal, ya que no mejoraba con todas las técnicas que me aplicaban. Con la traqueotomía poco a poco fui mejorando», manifiesta.

«Tras la operación no era capaz de moverme, pues había perdido mucho peso. Pero tengo mucha fortaleza mental, así que poco a poco empecé a comunicarme, inicié la rehabilitación y la comida volvía a entrarme. Incluso adelanté un mes la recuperación de la cadera y para apoyar el pie», añade. Carlos destaca que, «tras lo pasado, aprecia la vida mucho más» y agradece la gran labor de los profesionales de Quirón que le ayudaron a seguir viviendo. Ha vuelto al trabajo, adaptado a su situación, porque no puede patrullar como antes, y ha logrado que no lo jubilaran porque él quiere seguir estando activo. 

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