Diario Córdoba

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INSTALACIONES

Piscina cubierta del Figueroa: 16 años de "un proyecto maldito"

La piscina se empezó a construir en 2006 y 4 gobiernos después sigue cerrada

Cartel de las últimas obras realizadas en la piscina para su puesta en uso. Chencho Martínez

«Un proyecto maldito», con esas palabras se refiere el presidente de la Federación Andaluza de Deportes para Discapacitados Físicos, Alfonso Otero, a la piscina cubierta del Parque Figueroa de Córdoba. Cuando la federación impulsó la construcción de estas instalaciones en el año 2002 para ofrecer atención personalizada y preferente a personas con problemas de movilidad «no podíamos imaginar que 20 años después seguiría sin ver la luz», explica. Otero recuerda la enorme demanda de este tipo de recurso. «Nosotros hicimos una preinscripción para ver cuánta gente podía estar interesada y más de 7.000 personas se apuntaron», señala. Luego relata cómo la idea empezó a tomar forma hace 16 años con el gobierno de Rosa Aguilar y José Mellado y detalla los sucesivos atascos a los que se ha enfrentado. El primer escollo fueron los terrenos. Urbanismo les cedió un solar en Las Quemadas, pero cuando la federación supo que los colegios provinciales se estaban desmantelando pidieron acercar la piscina y solicitaron su apertura en el Figueroa, en la avenida del Mediterráneo. Se empezó a construir en 2006. Tras años de obras dilatadas en el tiempo, intercaladas por asaltos y robos a las instalaciones, en el 2015 Diputación y Junta acordaron financiar a medias lo que faltaba (más de un millón de euros). 

Dos años después, la Diputación recepcionaba la obra, pero se equivocó. «No debió hacerlo, había deficiencias y tendrían que haber exigido que se subsanaran antes». Sin posibilidad de abrirla al público, aún sería necesaria una nueva obra de la Diputación para rematar los flecos pendientes, otros 176.000 euros. En ese momento, el gobierno de Isabel Ambrosio «pudo haber firmado el convenio con Diputación, pero se negó», afirma Otero.

Culminada esta última actuación, afectada también por la irrupción de la pandemia, el gobierno de Bellido firmó el convenio para la gestión en septiembre del 2021 y desde entonces, se trabaja en la redacción del pliego de condiciones para la gestión del servicio. «Este gobierno es responsable del asunto desde septiembre del año pasado», asegura Otero, que después de 16 años y cuatro elecciones, sueña con el fin de la maldición. «Ojalá esta sea la definitiva», afirma, mientras señala que «nadie ha pagado por tanto despropósito». Desde luego, paciencia no les ha faltado.

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