Diario Córdoba

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REPORTAJE

El colegio Virgen del Carmen cumple 70 años de labor social

La institución educativa, fundada en 1952 por la orden de los Carmelitas Descalzos, es un ejemplo de adaptación en el tiempo

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Colegio Virgen del Carmen: 70 año de labor social Pepo Herrera/Roldán Serrano/Córdoba

El colegio Virgen del Carmen se encuentra enclavado en la calle Alonso el Sabio, muy próximo al Chimeneón y al centro de la capital cordobesa. De un tiempo a esta parte se ha producido un aumento de la demografía de la zona por la construcción de viviendas y el incremento de familias jóvenes, lo que les ha permitido, desarrollar su oferta educativa englobando todo el sistema educativo obligatorio, desde Educación Infantil a Bachillerato, acogiendo en la actualidad a 1.500 matriculados. Pero hasta llegar aquí, este centro ha recorrido un largo camino de 70 años que se conmemoran en estos días.

Un poco de historia

El colegio de El Carmen fue fundado por la orden de los Carmelitas Descalzos de Andalucía y se inauguró, tal y como se conoce actualmente, el 3 de octubre de 1952 con gran repercusión social. Sin embargo, no sería hasta dos días después, el 5 de octubre, cuando se impartieron las primeras clases a alumnos de 1ª y 2ª Enseñanza hasta 4º de Bachillerato. Pero hay que remontarse más atrás en el tiempo. El comienzo de esta historia se inicia allá por los años cuarenta del siglo pasado en una comunidad de frailes carmelitas de Córdoba que desearon plasmar su misión apostólica en el servicio a las familias cordobesas, brindándoles la posibilidad de elegir una educación integral y cristiana bajo el ideario de San Juan de la Cruz y Santa Teresa.

A la vanguardia 8 El centro ha sabido adaptarse y evolucionar en todos los sentidos.

Posteriormente, de un primer y único edificio de dos plantas que albergaba todas las etapas educativas del momento, se pasó a la construcción de una 3ª planta, lo que permitió acoger alumnos para cursar el Bachillerato Superior. Finalmente, hace dos décadas, en pleno auge de la etapa de Infantil (entonces preescolar) se habilitó un edificio anexo, correspondiente a los bajos del convento para ubicar definitivamente a un alumnado que, ya en aquella época, sobrepasaba con creces las plazas ofertadas llegando a tener aulas con más de cuarenta alumnos. De aquellos primeros años, perduran la estructura del edificio, el campo de deportes y la piscina (entonces alberca), pero sobre todo su ideario, identidad y sentido de la vocación carmelitana «y principio de amor y razón fundamental por la que nació nuestro colegio», apunta el actual director titular del colegio, el padre Fernando Donaire. Destaca que estos primeros años forjaron y fortalecieron un arriesgado proyecto inicial que, con el paso del tiempo, ha dado lugar a una realidad presente, con un color diferente que se traduce en un presente sólido en sus estructuras físicas y educativas; dinámico, en su espíritu de formación y mejora continua; comprometido con los valores sociales; experimentado, con ya varias leyes de educación aplicadas en sus aulas; joven, en su apuesta por la innovación, las nuevas tecnologías y la inserción en el entorno europeo; y por supuesto, «fiel al ideario que nutre y da sentido a nuestra labor». Para el padre Fernando, lo que distingue a El Carmen en este recorrido es «su vocación de ser pionero en el desarrollo de la educación y el aprendizaje, tanto con la inclusión de las nuevas tecnologías como en la gestión de la calidad o el desarrollo de trabajos por proyectos. Todo unido a la capacidad de poder hacer familia en esta gran familia educativa».

Instalaciones 8 Una imagen del antiguo patio de tierra que tenía el centro.

Visión de futuro

En su constante evolución, este colegio liga los proyectos de futuro a aquellas líneas estratégicas que buscan que esta sea una escuela inclusiva, «donde el cuidado que nace del Evangelio se transparente en los valores de los alumnos», subraya el padre Fernando. Un entorno seguro que respete el medio ambiente y que ayude a cambiar y cuidad el mundo que nos rodea. «Una escuela que ponga al alumno en el centro a través de la inestimable ayuda del profesorado, que, con herramientas didácticas y tecnológicas, apoye el crecimiento y el aprendizaje continuo y personalizado. Una escuela abierta al mundo y a la cultura a través de las propuestas culturales, Erasmus +, European School Network (ESN), intercambios con países europeos y un largo etcétera». Así es la visión y misión para los años venideros.

Recuerdos imborrables

La etapa escolar suele ser de las más bonitas en el recuerdo. Quién no esboza una sonrisa al traer al presente algunos momentos de la niñez, de esos de mesa de pupitre y carreras de patio. Eso le ocurre, por ejemplo, a Rafael Giménez, hoy un reputado oftalmólogo que, como explica, su experiencia en el colegio Virgen del Carmen fue «la de vivir allí toda mi infancia y adolescencia, porque entré en párvulos y salí para ir a la Universidad». Tiene en su memoria ese crecimiento acompasado «con compañeros maravillosos, muchos de los cuales aún siguen siendo amigos míos». Para él, el estudio y el deporte eran actividades que se disfrutaban día a día. «Los padres carmelitas nos educaron en unos valores que hemos conservado tanto para nuestro desarrollo personal como profesional. Me siento profundamente agradecido de haber podido estudiar en este colegio», asegura. Para María Alonso, otra exalumna del centro, los recuerdos son muchísimos, tanto que necesitaría tiempo para poder ordenarlos, pero rápidamente le viene a la cabeza, casi como un acto reflejo, el padre Fernando, quien para ella, en esta etapa ya de su vida, «sigue siendo un amigo de toda la familia».

El Carmen transmite al alumnado el ideario de San Juan de la Cruz y Santa Teresa. CÓRDOBA

40 años de vivencias

Irene Pastrana fue maestra de Educación Infantil del Carmen durante 43 años, «desde que era un parvulario de los 80 hasta hace poco más de un año, cuando me jubilé» explica. Por ella han pasado no pocas leyes y tendencias educativas, pero lo que realmente le ha llenado es haber podido estar presente y contribuir en esa transformación vertiginosa vivida en los últimos años, «no solamente en la sociedad sino en el colegio como reflejo de la misma», tarea titánica que acometió junto a otras cuatro compañeras que se enfrentaban, como ella, a aulas con 48 niños. En este sentido, recuerda que en aquellos momentos iniciales no disponían de material, tanto es así que uno de esos recuerdos que le quedó grabado a hierro fue la llegada de la plastilina, «aquello fue como en el libro de Vargas Llosa cuando llega el hielo, para nosotras igual, porque aquello era lo más novedoso que había en aquellos momentos, y era bastante más dura que la de ahora», matiza divertida. En esa necesidad de conseguir recursos para las clases el grupo de maestras pidió permiso a la dirección para vender chucherías en el recreo «y con el dinero que recaudamos compramos piezas de construcción y de encaje para que los alumnos jugasen. He pasado de venderlas a enseñarles a los niños que las chuches son solo para los cumpleaños».

Como colofón a esta lista interminable de anécdotas cuenta Irene que las aulas estaban junto a un jardín y de vez en cuando entraban ratones en la clase. Cuando pasaba, llamaba a uno de los frailes que se encargaban del mantenimiento, que iba con su perra hasta que daba caza al roedor. «Los niños se subían en las mesas y cuando ya lo cogía y se lo llevaba todo eran risas y aplausos». 

Baloncesto, la seña de identidad deportiva del Carmen

Por aquí han pasado casi tantas promociones como años tiene el colegio y en todas ellas se ha inculcado el valor al deporte. El centro cuenta con una piscina de 25 metros que usan en verano, un polideportivo de usos múltiples con dos pistas de baloncesto y un patio exterior con otras tantas. Por la mañana el colegio puede usar dos pistas de fútbol 7, otras dos de fútbol 5 además de pistas de pádel. «Tenemos una Asociación Deportiva de Baloncesto en la que tenemos inscritos más de 200 niños de entre 3 y 18 años», explica el director, quien apunta que en multitud de ocasiones han sido galardonados: equipo en Primera Nacional masculina; Campeón infantil femenino de baloncesto; campeón de España de colegios infantil masculino baloncesto; campeón junior y cadete masculino baloncesto o campeón minibasket femenino de baloncesto, entre otros. Una labor que procuran hacer bien, y lo consiguen, con buena parte de los entrenadores en nivel 3, lo que se corresponde con titulación de entrenador a nivel nacional.


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