Diario Córdoba

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Mascotas | Situación en Córdoba

Sadeco lleva recogidos este año cerca de 700 perros y gatos abandonados

La cifra es similar a la registrada antes del covid y más alta que en el 2020 y 2021 | El número de abandonos crece a partir de marzo al acercarse el verano

Cachorros en el centro de Salud y Bienestar Animal (SBA) de Sadeco. A. J. GONZÁLEZ

La empresa municipal Sadeco lleva recogidos en lo que va de año cerca de 700 perros y gatos abandonados. Tras dos años marcados por la pandemia, los datos de abandono de mascotas registran números parecidos a los del 2019 (659), pero superiores al 2020 (616) y 2021 (587). Aunque predominen los perros, también se han visto afectados por esta tendencia los gatos. A partir del mes de marzo, el nivel de abandono de animales se ve incrementado respecto a los meses de otoño e invierno, siguiendo una tendencia muy marcada por la llegada del verano.

Sadeco, la empresa responsable del mantenimiento y saneamiento de las calles de Córdoba, también es la encargada de la recogida de animales sin identificar en la vía pública. Además, tiene un centro de Salud y Bienestar Animal (SBA) ubicado en la carretera de Casillas, en el que acoge a las mascotas abandonadas que llevan allí sus dueños y aquellas que recogen de la vía urbana los operarios, para más tarde ponerlas en adopción. Además, cuenta con una clínica veterinaria que se encarga de analizar a los diferentes animales que llegan, por si necesitasen servicios médicos.

Abandono de mascotas. CÓRDOBA

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Elena Jiménez, veterinaria del centro de Salud y Bienestar Animal, admite que «desde marzo tenemos un nivel de abandono brutal. No paramos de recibir animales; la mayor parte de las citas solicitadas son para entregar perros o gatos. Nos hemos visto obligados a reservar una parte de ellas para la adopción. Damos cita para dejarnos a su perro en varias semanas, no puede ser tan fácil abandonar». La mayor parte de estos casos se originan en perros domésticos, de particulares que han dejado atrás el pensamiento de unión y familia alrededor de su mascota, que aumentó durante los meses de confinamiento. «Últimamente no entran perros de cazadores, son de particulares que ya no quieren al perro o han olvidado la conciencia de la pandemia», afirma Jiménez. Estos actos han provocado que el centro esté al límite de su capacidad. «Desde hace 3 o 4 años el centro no estaba como ahora», asegura la veterinaria.

Un cachorro de gato pasando revisión veterinaria. A.J. GONZÁLEZ

Muchos de estos perros llegan en unas condiciones deplorables, sin las pautas de vacunación necesarias suministradas o con claros signos de desnutrición en el pelaje. «Algunos animales que vienen son bombas, vienen en un estado lamentable; parasitados tanto por el exterior como en el interior. Pueden llegar con parvo, coronavirus, pulgas, garrapatas, sarna...», lamenta Elena Jiménez.

Ante la llegada de un perro o gato, el método de actuación comienza recogiendo al animal, si es un aviso de un usuario, aunque esta es la menor de las entradas en el centro. La mayoría de casos son «personas que llegan con animales al centro y dicen que se lo han encontrado en la calle. A veces es verdad, y otras, no tanto», explica Elena. Tras la entrada a la clínica se le pasa el lector para comprobar si tienen microchip. Esta acción se lleva a cabo en dos ocasiones; la primera, por parte de los operarios si ha sido recogido de la vía urbana; y la segunda, ya en la clínica. Si no se detecta ningún microchip, se le considera abandonado. Tras este primer paso, le realizan una revisión completa, para asegurarse de su estado. Si no está en buenas condiciones, dependiendo de la edad y el peso, le administran un tipo de tratamiento u otro.

Los animales que están en plenas condiciones se considerarán adoptables tras el paso de cinco días si cuentan con hueco en sus instalaciones. «Tenemos dos módulos: adoptables y no adoptables. Los animales sin identificar van al módulo de cuarentena. Cuando quedan jaulas disponibles en adoptables, los trasladamos. Si encontramos un perro o un gato sin identificar, miramos las redes sociales, ya que hay grupos de pérdida de animales. Si vemos que hay un animal con características similares al que hemos encontrado, nos ponemos en contacto con el propietario», explica Elena. Tras el fin del confinamiento, se esperaba un «abandono masivo», según Jiménez. Sin embargo, no ha sido hasta dos años después del fin de este período cuando su vaticinio comienza a ser realidad.

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